Las reparaciones de un caño maestro de la red cloacal en calle Alberdi 340 de Ciudad resultaron un hecho de trascendencia para la comunidad arqueológica, ya que a dos metros de profundidad hallaron restos de lo que puede haber sido una calle construida entre los siglos XVI y XVIII y cerámicas indígenas que serían del siglo XV.
También encontraron clavos, huesos de animales, una herramienta de piedra y vasijas. Las excavaciones se realizaron en esa calle entre Montecaseros y Federico Moreno.
El hallazgo tuvo lugar la semana pasada luego de que el equipo del Centro de Investigaciones Ruinas de San Francisco fuera alertado por la Municipalidad sobre las reparaciones y comenzaran a trabajar en conjunto con la esperanza de obtener una mirada sobre lo que descansa debajo de las calles de Mendoza.
Horacio Chiavazza, arqueólogo y director del Área Fundacional, explicó que prestaron especial atención a estos trabajos. “Esa calle está sobre la traza de lo que era el acueducto que antiguamente traía el agua desde El Challao hasta donde ahora está la plaza Pedro del Castillo”.
El equipo -arqueólogos, becarios y estudiantes de la UNCuyo- trabajó durante tres semanas y al examinar la zona, hallaron cuatro niveles arqueológicos. El más cercano a la superficie es un empedrado –calle– de los siglos XIX o XX, luego viene otro, hecho de ladrillo y argamasa –mezcla de arena y cal– que sería del año 1800. Más abajo hallaron otro de canto rodado que estiman puede ser del año 1750 y el último es un empedrado que podría pertenecer a los siglos XVI o XVII.
Sobre el nivel de ladrillo y argamasa, el equipo tiene dos hipótesis: que se trata de parte del acueducto o que haya sido una calle.
“Este descubrimiento tiene un doble valor: nos permite seguir incrementado el conocimiento de los bienes patrimoniales de la época colonial e indígena y, además, nos permite conocer aspectos de la vida cotidiana de esa población como la construcción de sus calles y qué basura arrojaban en ellas”.
Los hallazgos
“Las cerámicas se conocen como viluco, son anaranjadas con decoración pintada que se les atribuye a los huarpes y serían de los siglos XV o XVI”, explicó Chiavazza.
También encontraron una herramienta de piedra que puede pertenecer a los indígenas de la época previa a la Conquista o a aquellos que llegaron a convivir con los europeos.
Sobre los huesos de animal agregó: “Si logramos asociar ese animal al consumo humano, podemos determinar qué dieta tenían y qué incidencia tenían en su alimentación los recursos faunísticos, como la carne e incluso si existía algún tabú alimentario”. La presencia o ausencia de ciertos animales ayuda a los académicos a conocer las condiciones ambientales propias de la época.
En 15 días habrá un informe sobre los hallazgos. “De lo descubierto no surgió producto de una investigación sostenida, sino de un trabajo de urgencia. Se trató de documentar rápidamente, ver qué características tenía y determinar si había posibilidades de que los trabajos de Obras Sanitarias destruyeran estos restos”.
Como la repavimentación de la calle no supone un riesgo para lo hallado, ahora lo que harán es cubrir las excavaciones. “Lo que se hace es tapar los restos con nailon, luego se les coloca tierra fina, se deja una moneda actual –del año 2010– a modo de indicador temporal y se continúa con la repavimentación”.
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