sábado, agosto 1

Los velorios y duelos


Ayer tomaba mate con mi marido y sono el telefono. Era mi tia, Rosita, una de las hermanas mas chicas de mi mamá; y me dice : "Nena,(jeje) me acompañas a un velorio?"
Si leyeron bien, ella queria ir a un velorio y no tenia quien la acompañara. Razon? No era un pariente el finado ni conocia a ninguno de los deudos. Pero ella, queria ir. El fallecido era un conocido locutor y figura politica de mi ciudad, muy buena persona para ser politico, ayudaba a 4 manos y muy sincero. Gran persona y personaje, a mi entender. Por eso se fue joven, 61 años.

Mientras estabamos en el velorio, (Si la acompañe!)se me vino una lista incansable de gente querida y concocida que ya no esta entre nosotros. De la familia, la mas reciente fue mi prima Isabel, que fallecio hace 15 dias a los 62 años. Ovbiamente tambien irrumpieron recuerdos de mi mamá ya que el 29 se cumplieron 9 años de su partida, y de mi viejo que se fue a su encuentro en el 2006.
Entre olor a flores, un calor tedioso propio de un velatorio, murmullos indiscretos preguntando donde estaba la viuda y los hijos, me percate de un semicirculo alrededor del cajon. Y ahi pense en el significado que tiene cada cosa en este ancestral rito de los velatorios.

Navegando por la web, me choque con una palabra que en mi vida habia escuchado : TANATÓLOGO, que significa? es alguien que se especializa en el estudio de la muerte y los muertos, sobre todo en los aspectos sociales y psicológicos del morir, título otorgado por el Instituto Internacional de Ciencias Tanatológicas. que tal?

Antiguamente, cuando los velorios (o velatorios) eran en las casas, se acostumbraba a transformar el hogar del difunto en dormitorio y comedor, por lo cual se tenía que alimentar a mucha gente que iba a dar pésames Uno de los tragos que se servía eran copitas de licor para beberlas a la salud o gloria celestial del muerto. De ahí viene el llamarle "gloriado" a lo que se toma en homenaje al "finaíto".

En la actualidad, al menos en el entorno urbano, resulta impensable que una viuda esté obligada a llevar el luto. Sin embargo, en el siglo XIX, las mujeres de la alta burguesía acataban rigurosamente los consejos vertidos por la Baronesa de Staffe en su libro Usos y prácticas sociales: "el luto de la viuda es el más largo de todos; dura dos años. El gran luto dura un año: vestido de lana cubierto con crespón inglés; sombrero con velo largo ocultando el semblante; chalón negro; medias negras; guantes negros; en casa, una gorra o gorro ocultando la cabellera"

Veinte años atrás lo menos que uno podía darle a su muerto antes de entregarlo a la soledad de la tumba era el cansancio de la última vigilia", señala el historiador y editor fotográfico Luis Príamo. En su escrito "Fotografía de difuntos" asegura que en el campo de la fotografía la imagen del difunto "es el único género que desapareció por completo". Un rito que hoy sería considerado macabro y de mal gusto. Salvo para las coberturas periodísticas.

En 1868 un reglamento de cementerios exigía que los muertos repentinamente "o con pocas horas de enfermedad" fueran observados durante 30 horas. Los ataúdes permanecían destapados. El muerto tenía un cordón atado a una de las muñecas: si se movía, accionaba una campanilla en el cuarto del guardián.

En nuestras tierras se acudía a tributar un último adiós a los que partían, con profusión de trajes negros, luto riguroso (que se mantenía por meses), muchos llantos (aun a expensas de contratadas lloronas), largos y algunos memorables discursos, con más de un orador cuando la importancia del difunto así lo requería.

Estas ceremonias estaban reservadas solamente a los hombres. Las mujeres sufrían en su hogar, no en público.

El color negro para expresar duelo proviene de la antigua Roma, donde las mujeres usaban vestidos negros llamados lugubrias para guardar luto a sus amantes muertos. Más tarde, un decreto imperial estableció que el blanco sería el color del duelo y así se usó por cientos de años en muchas partes de Europa, particularmente en Francia, España e Inglaterra.

En 1498, Ana de Bretaña se vistió de negro en el funeral de su esposo, Carlos VIII, y puso colgaduras negras a su escudo de armas. Fue el primer funeral en negro desde los tiempos de la antigua Roma. La viuda se veía tan hermosa que el nuevo rey, Luis XII, pidió su mano y ella llegó a ser reina de Francia por segunda vez.

Con la ayuda de los diseñadores de modas de aquellos tiempos, se impuso de nuevo la costumbre de vestir de negro durante el luto, no sin algunas excepciones. María de Escocia, tras la muerte de su marido, Lord Darnley, llevaba trajes de color blanco, por lo que era conocida como la “Reina Blanca”. Los reyes de Francia usaban el púrpura, color que probablemente proviene de las vestiduras que los soldados romanos pusieron a Jesucristo para mofarse de él llamándolo Rey de los Judíos.



EL MIEDO A SER ENTERRADO VIVO

El miedo a ser enterrado vivo quizás sea más viejo que el miedo a la muerte. Los errores de diagnóstico, los mitos populares y la improbable catalepsia inspiraron más de una novela tenebrosa y quizás alguna disposición protectora entre la parafernalia testamentaria.
Debemos comprender que recién hace sólo ciento cincuenta años el doctor Bouchout (uno de los discípulos de Laénnec, el inventor del estetoscopio), propuso la auscultación como método de diagnóstico para dictaminar la muerte. Pero todos los médicos saben que diversas circunstancias pueden hacer los latidos inauscultables. En realidad, la discusión científica la comenzó el doctor Jacques Winslow hacia el 1700, afirmando que el único signo indiscutible de muerte era la putrefacción. Sus escritos hubiesen pasado inadvertidos si no fuese por otro colega, el doctor Brushier, que le dio vuelo literario al tema. Esto, junto a relatos poco sustentables científicamente pero de popular predilección hicieron de esta posibilidad un elemento a considerar. El tema fue de trascendental importancia en Alemania, donde el destacado profesor Hufeland diseñó los primeros “Asilos de la vida dudosa”, donde se guardaban los cuerpos con exquisitos arreglos florales hasta que los gérmenes saprófitos realizasen su trabajo, confirmando el proceso de defunción. Probablemente Sarmiento (al igual que muchos turistas) haya visitado estas casas, ya que impuso algunas de las normas germanas en su reglamento de 1868. El mismo temor hizo crear toda una serie de ataúdes como el “Karnice”, diseñado por el conde ruso del mismo nombre , para asegurar la sobrevida del recién llegado del reino de los muertos, mientras avisaba en la superficie, su retorno al mundo de los vivos.
Los ingleses, siempre más prácticos, solían dejar una generosa suma de dinero a su médico personal, para que se asegurase de que no habría un desagradable retorno. El galeno generalmente cortaba la yugular, o para no andar con vueltas, cortaba la cabeza (como a la esposa del capitán Burton, el traductor de Las mil y una noches). A medida que la ciencia aseguraba los métodos de diagnóstico, estos miedos fueron perdiendo fuerza, aunque cada tanto surgía un nuevo relato sensacionalista de la mano de algún fanático de las teorías de Brushier y Hufeland. Hoy, este temor ha sido reemplazado por otro más sofisticado, bajo la sospecha de que nuestras vidas podrían acortarse ex profeso, por inescrupulosos profesionales ávidos por obtener nuestros latientes corazones o jugosos riñones, para transplantes. Temor prolongado por películas y lecturas pasatistas, inspiradas en estos temas truculentos que nuestro morbo nos empuja a leer.

Sistema de Capellanias en la Argentina

El sostenimiento de la Iglesia en el mundo hispano colonial, y en la Argentina en particular, se apoyaba en varios recursos que estaban desde antiguo regulados en la legislación y la costumbre: los diezmos, las capellanías y las propiedades que generaban recursos.

Los diezmos constituían una contribución de los fieles que se verificaba a través de la donación de la décima parte de los frutos cosechados anualmente (trigo, maíz, yerba mate, etc.) o de los animales nacidos en ese año (cuatropea).El Estado, la Real Hacienda, y más tarde, las Tesorerías Nacional o provinciales cooperaban a ello, ya que le correspondían al gobierno las dos novenas partes de la mitad de la masa recaudada. Las cuentas de la real hacienda registraban escrupulosamente estas cifras. El resto de los diezmos se repartía en partes que correspondían al obispo, al cabildo eclesiástico y a otras finalidades (hospital, seminario, etc..

El siguiente rubro eran las capellanías o fundaciones pías. Muchos feligreses fundaban una capellanía por escritura pública, destinada a solventar misas o preces especiales por su alma o la de sus familias, a veces por tiempos muy prolongados, o también para otras finalidades sociales o piadosas. Dichas capellanías se solventaban sobre la base de fincas o propiedades que rendían frutos, cuyo producido se destinaba a solventar al capellán encargado de cumplir con las mandas establecidas. También funcionaba con capitales en dinero, que a su vez se prestaban sobre la base de una hipoteca constituida sobre los bienes del deudor. El interés del 5% que generaba ese capital servía para cubrir los gastos del capellán encargado de atender dicha manda. Con ello se sostenían muchas instituciones y servicios, y a una parte del clero no incardinado en parroquias. A su vez, el clero parroquial dependía para su sustento de un arancel, aprobado por las autoridades eclesiásticas y civiles.A su vez, las comunidades religiosas (conventos de frailes o colegios de jesuitas) se sostenían generalmente con limosnas y, fundamentalmente, con sus estancias, viñas o chacras que producían lo suficiente para su mantenimiento. Las conocidas estancias jesuíticas de Córdoba son un ejemplo de ello. La expulsión de los jesuitas en 1767 puso de manifiesto un extenso patrimonio inmobiliario rural y urbano, que sostenía a sus establecimientos y ministerios pastorales. Dichas temporalidades fueron confiscadas por la corona. Una parte de ellas se conservó para sus fines originales, mientras que la otra parte fue vendida en remates públicos.

Fuente; Revista Criterio

Les dejo un ejemplo de estas Capellanias que se cita en el libro de Pablo Lacoste, "La mujer y el vino" sobre una de las principales mujeres de grandes familias mendosinas.

Doña MELCHORA LEMOS, descendiente de JUAN JOSE de LEMOS y de Doña MARIA PEREYRA, dejo muy claro su testamento:
La preocupacion estaba dirigida al binestar de su alma y a la de sus padres, Por ello, para evitar tal sufrimiento en el purgatorio establecio que se celebrasen 8 misas rezadas anualmente a $1 por misa. En total, dispuso una renta anual de $8. Luego, debian realizarse 50 misas anuales por su alma; serian 4 por mes menos en agosto que serian 6.

Para asegurarse estas misa funda una capellania de $1000 sobre sus tierras. esta Capellania debia generar una renta de 5%, equivalente a $50 anules. La renta se pagaria en vino.
Doña Lemos tambien dispuso que esta capellania le sirviera a su hermano, el padre fray JOSE DE LEMOS, cuando este muriese pasaria a servirle al hijo de su sobrina doña MANUELA MOYANO, Don JUAN ANTONIO SARMIENTO DE ANDRADE, si se ordenara y de no ser asi, pasaria a su sobrino LUIS LEMOS si fuese eclesiastico. AL morir estos dos ultimos, la capellania pasaria a manos del convento de Santo Domingo a perpetuidad.
Detallemos entonces lo de las misas:
1-por las almas de sus padres, 8 misas anuales
2-por el alma de Doña Melchora 50 misas anuales
3-su hermano era su heredero universal y autoridad dentro del Convento de Santo Domingo
4-si su sobrino Luis, queria recibir su parte de heredad, debia ordenarse eclesiastico y esperar a que su tio el fray Jose de Lemos falleciera
5-su sobrina DOMINGA CHIRINOS DE POSADAS, hija de su difunta hermana LUISA LEMOS, era nombrada patrona de la capellania.
6-y la hijastra de su otra hermana fallecida, MARIA LEMOS, llamada MANUELA MOYANO LEMOS quedaba como patrona suplente, en caso de sucederle algo a Dominga.

Como vemos, lo bienes podian ser espirituales, materiales o de tipo social, como es el caso del prestigio que se adquiria al ser nombrado patrono de una capellania.

Family Search, cumple 10 años al servicio de la comunidad!



¡Feliz cumpleaños, FamilySearch!
Por R. Scott Lloyd
Publicado: viernes, 31 de julio de 2009
Provo, Utah

Fue un día memorable hace 10 años cuando la Iglesia lanzó FamilySearch.org en Internet al servicio de la Genealogia. En el anuncio oficial de la conferencia de prensa el 24 de mayo de 1999, el Presidente Gordon B. Hinckley dijo: "Entiendo que esto está lejos de ser simplemente un nuevo sitio Web", señalando que permitirá el acceso a Internet a algunos de los más significativos materiales la Biblioteca de Historia Familiar.

Steve W. Anderson


Una década más tarde, las palabras del presidente de la Iglesia tienen aún más importancia de lo que lo hizo en esa ocasión.

"Hemos estado impulsando este FamilySearch por un par de años", dijo Steve W. Anderson 30 de julio en la asamblea anual de cuatro días de la Conferencia de la Historia Familiar y la Genealogía BYU.

Hermano Anderson es el director de marketing de FamilySearch, que hoy designa una organización sin fines de lucro auspiciada por la Iglesia, comento que es el sitio mas visitado en la web en cuanto a la Genalogia.

En su presentación, el "Happy Birthday, FamilySearch!" se veía el pasado y el futuro del sitio. Esbozó lo que ha ocurrido, no sólo con el sitio Web, sino tambien lo que ocurrio con la genealogía en la Iglesia comenzó en 1894 con la creación de la Sociedad Genealógica de Utah. Más tarde, en 1938, la Iglesia comenzó a microfilmar los registros genealógicos, y más tarde, acumuló una inmensa colección de registros microfilmados que a principios de 1960 fueron colocados en la Bóveda de la montaña de granito, una instalación de almacenamiento de granito solido tallados en las montañas al este del Valle de Salt Lake. Hoy en día, los CHF tienen 2,5 millones de rollos de microfilm y diversas publicaciones, grabaciones sonoras y documentos históricos.

Otra entidad es, por supuesto, la Biblioteca de Historia Familiar, que es una especie de entidad mundial, "dijo el Hermano Anderson. Por satélite a través de miles de centros de historia familiar, así como el sitio web, que permite el acceso a los registros que se han reunido en los últimos años.

Analizó algunos hitos que se han producido con el sitio Web de FamilySearch en su década de existencia.

1-llegó en el primer año, fue el lanzamiento del PAF, que puede descargarse gratuitamente el software, disponible únicamente en formato DOS, que las personas pueden utilizar para gestionar sus propios registros de la historia familiar.

2-Otro hito de ese año fue el lanzamiento en línea de la International Genealogical Index, ahora el más buscado índice genealógico en el mundo "Ayuda a las personas a obtener un comienzo, o conseguir una pista, en su historia familiar. Aprendimos que a veces con sólo abrir los ojos a la posibilidad, las cosas suceden..."?

Se fueron añadiendo otros indices a través de los años, dijo, que se inició con cerca de un millón de nombres y en la actualidad con más de 100 millones; los judíos con sus Índice Actas, la mayor colección de nombres para las personas con ascendencia judía, que donó a la Iglesia fue una asociación internacional de sociedades históricas judías; Freedman, que permite la trazabilidad de origen alrededor de 10 millones de afroamericanos, el Proyecto la Isla Ellis con aproximadamente 24 millones de nombres, un esfuerzo que llevó varios años, los resultados de los cuales fueron donados al Servicio de Parques Nacionales en la Isla Ellis, el 1880 del Censo de EE.UU., que comprende alrededor de 50 millones de nombres, y los censos de 1881 de británicos y canadienses.

"Hoy en día, somos la mayor organización genealógica en el mundo", dijo. "Operamos en más de 80 países. Tenemos decenas de miles de personas como el personal, los voluntarios, los misioneros que participan en el trabajo, y ahora tienen más de 4.600 centros de historia familiar." Su número de registros en los miles de millones, de más de 100 países, y millones de usuarios acceder a sus servicios.

Dijo que hace dos años, cuando los representantes de la Historia Familiar de la Iglesia visitaron el Departamento Nacional Sueco de Archivos, el archivero comentó, "Usted tiene más registros acerca de mi pueblo que nosotros."

Así que lo que viene para FamilySearch?

"Una de las cosas que hemos aprendido es que el modelo que hemos utilizado durante décadas debe ser desempolvado y revisado", dijo.

El trabajo tradicional donde se buscan los archivos y, a continuación, microfilmación, preservación, indización y el intercambio de registros; a pesar de que ha funcionado bien, tiene problemas, dijo. Uno de ellos es el limitado acceso a los equipos necesarios para ver la película.

El modelo tradicional, dijo, debe dar paso a un nuevo modelo que supone en contraposición a la digitalización de la microfilmación de documentos. "¿Por qué? Porque podemos reunir más registros, podemos reunirlos más rápidamente, podemos transportarlo más rápido aquí para que sea preservado, y podemos tener el acceso sobre una base más amplia".

Más de 100.000 voluntarios han digitalizado los registros indexados por la Iglesia a través de un programa que les permite trabajar en sus propias casas en sus propios ordenadores personales, dijo el Hermano Anderson.
En el último par de meses, el departamento ha alcanzado sus 250 millones de nombres a través de este programa de voluntarios.

Los registros digitalizados pueden ser enviados en línea relacionados como árboles, lo que permite a la gente colaborar en la recopilación y preservación de su propia historia familiar.

Unos 50 millones de personas ya están activamente en línea, en esa colaboración, dijo.

Que se produce a través de las herramientas de hoy FamilySearch como "Búsqueda", que permite a los usuarios acceder rápidamente a claras imágenes digitalizadas de registros genealógicos en su propia computadora, a diferencia de la palanca de arranque de un lector de microfilm en una biblioteca.

Hermano Anderson dijo que confía en un grupo latente a nivel mundial de gente que se interese en la historia familiar, si se les muestra el camino. FamilySearch les ayuda a realizar la conexión, dijo.

Fuente:http://www.ldschurchnews.com/articles/57698/Happy-Birthday-FamilySearch.html

Links de Descargas

Listado de Barcos con italianos 1882-1920

Este listado trae el nombre del barco y la fecha de llegada a Buenos Aires.

http://www.megaupload.com/?d=X92JIBP0

jueves, julio 30

Curiosidades de la historia

La historia de Martina Céspedes y sus tres hijas es de 1807: con la promesa de darles aguardiente, estas mujeres hicieron entrar a su casa, de a uno, a doce soldados ingleses y los tomaron prisioneros. En premio, Liniers nombró a Martina sargento mayor. Detalle romántico: ella entregó sólo once prisioneros.
El restante se terminó casando con Josefa, una de las hijas.

LA MUJER EN LA EPOCA COLONIAL 1647 – 1867.
Gentileza Archivo Histórico de la Provincia.

LA CARNICERA:El 12 de agosto de 1647 el Cabildo de Santa Fe acepta la propuesta de Doña Francisca Navarro para el abasto de carne a la población. (Actas del Cabildo de Santa Fe. T.III 1633/1658, fs. 70 y 70 v.)

MUJERES PANADERAS:En un acta del Cabildo, con fecha 12 de junio de 1652, y con motivo de la primera huelga santafesina de los panaderos figuran dos mujeres: Francisca Navarro y María Pallares. Por negarse a vender sus productos fueron “conminados (junto con sus colegas) para entregar el artículo al Cabildo con pena de $ 200 y prohibición de poder fabricar pan por el presente año”. (Actas del Cabildo de Santa Fe. T.III 1633/1658 fs. 267 v a 269 v)

MUJERES EN LA CARCEL:En un censo realizado el 31 de abril de 1791 arrojaba como resultado que en la cárcel de la ciudad se hallaban recluídos 29 hombres y, en otras dependencias, 6 mujeres. Gregoria Gómez, por estar implicada en la muerte de su marido; María Luisa Maidana, por haber huído con Inocencio Aguirre; María Revuello por pedido de su amo; Gerónima Castro por amancebada y Eugenia Páez por bandolera. (Cabildo de Santa Fe. Varios Documentos. Acuerdos del Cabildo 1791, fs 27 v a 29 v)

LA PULPERA:Faustina Rodríguez Baldivieso solicita la exención del impuesto de pulpería. (Archivo del Gobierno T. 9. 1842/1846; fs. 1035 )
Un nuevo verano de excavaciones
Labitolosa, Los Bañales, Segeda, Contrebia Belaisca... En los principales yacimientos arqueológicos aragoneses se trabaja ya a todo ritmo o se está a punto de iniciar una nueva campaña de excavaciones arqueológicas. Bilbilis es, quizá, el yacimiento 'estrella'.

MARIANO GARCÍA. Zaragoza

Este verano, Vicente Baldellou no dirigirá, como venía siendo habitual, las excavaciones arqueológicas en la Cueva de Chaves de Huesca. Las obras realizadas por el dueño del coto de Bastarás han destruido por completo el yacimiento, que va a ser uno de los pocos en los que se va a interrumpir la actividad científica.

Como todos los años, el verano ha marcado el inicio de excavaciones en los principales yacimientos de Aragón. Dentro del Plan General de Investigación del Patrimonio Cultural, en el apartado de Arqueología, el Gobierno aragonés contempla casi medio centenar de actuaciones, para las que aportará 413.000 euros.

A ellas hay que añadir todas las consignadas dentro de los planes de arqueología preventiva, entre las que se incluyen actuaciones destacadas, como las que se están realizando este año en el entorno del Camino de Santiago.

Dentro del citado plan se incluyen no solo excavaciones propiamente dichas, sino estudios como el que realiza José Antonio Hernández Vera de las monedas encontradas en La Seo. O también la limpieza de vestigios encontrados en campañas anteriores, como la prevista en Caminreal. Y prospecciones, como las programadas en el Somontano y en el entorno de Ariza-Monreal de Ariza.

Hay, por último, proyectos mucho más globales, como el que afecta a La Caridad, de Caminreal, donde se va a progresar en la excavación, al tiempo que se consolidarán algunos restos y se restaurarán otros.

El yacimiento 'estrella' este año, por muchos motivos, es el de Bilbilis de Calatayud, para el que se acaba de conceder una ayuda de un millón de euros. Ese dinero, con cargo al 1 por ciento cultural y que se distribuirá en cuatro anualidades, está destinado única y exclusivamente a mejorar el recorrido y la accesibilidad del yacimiento.

Manuel Martín-Bueno, director del proyecto científico en torno a Bilbilis, empezó a dirigir las excavaciones de este año ya hace más de un mes. "Hemos empezado el 28 de junio y estaremos allí hasta finales de agosto -señala-. Estamos trabajando un equipo de veinticinco personas, entre estudiantes y técnicos, y desarrollamos varias líneas de actuación. Por un lado, excavamos en el teatro y en el barrio donde encontramos el ninfeo, en una manzana de casas donde aparecen pinturas. Además, en el museo estamos implantando el programa Domus, de gestión integral de los fondos". En agosto, el equipo de investigación de Bilbilis se ocupará también del yacimiento de Valdeherrera.

La actividad en Huesca es menor que en las otras dos provincias. Sigue destacando el caso de Labitolosa, yacimiento donde María Ángeles Magallón y José Ángel Asensio dirigirán una nueva campaña arqueológica.

En Teruel la actividad es mayor, y se vertebra fundamentalmente en torno al proyecto Iberos en el Bajo Aragón. Destaca allí el caso de El Palao de Alcañiz, donde dirigen los trabajos, un verano más, José Antonio Benavente, Francisco Marco y Pierre Moret. "Este año desarrollamos dos líneas de intervención -afirma Benavente-. Por un lado, estamos consolidando algunas de las estructuras que hemos sacado a la luz; por otro, en la segunda quincena de agosto reiniciaremos las excavaciones".

Los yacimientos de Huesca donde este verano se va a excavar, o se está excavando ya, son: Yermos del Cementerio, en La Fueva; La Codera, en Alcolea de Cinca; Labitolosa, en La Puebla de Castro; y la Cueva dels Trocs, en Bisaurri. En Teruel, La Loma del Regadío, en Urrea de Gaén; Cuesta de la Bajada, en Teruel capital; La Caridad, de Caminreal; el Abrigo del Ángel, de Castellote; El Palao, de Alcañiz; y el Castillo de Mora de Rubielos. En Zaragoza, Bilbilis, en Calatayud; Contrebia Belaisca, en Botorrita; Los Collados, en Jaulín; el Collado de la Abeja, en Muel; La Cabañeta, en El Burgo de Ebro; Valdeherrera, en Calatayud; La Ambrolla, en La Muela; el Abrigo de Artal, en Embid de Ariza; los abrigos de Valcervera y Rambla de Legunova, en Biel; Los Bañales, de Uncastillo; Segeda, en Calatayud; el alfar de La Oruña, en Tarazona; y la presa romana de Muel.
Fuente: www.heraldo.es
30 Julio 2009

Los IZETA

Otro de los apellidos de mi familia es IZETA, y el primero de ellos fue
1-JOSE AGUSTIN IZETA, y por un acta de bautismos de uno de sus hijos pude saber que habia nacido alrededor de 1740 en la Villa de Zaraus en Guipuzcoa...si, otro vasquito mas!!!
Don JOSE AGUSTIN se caso el 31 de enero 1768 con la porteña MARIA DEL TRANSITO FRANCISCA DE PAULA VILLENCHO, quien habia nacido en Buenos Aires el 14 de agosto de 1750.

Doña Maria del Transito Villencho era hija de ANDRES VILLENCHO y de Doña FRANCISCA PAULA NAVALES o NADALES, tambien porteña quien era hija de JUAN BAUTISTA y MARIA TERESA GOMEZ.
El primer hijo que se conoce del matrimonio IZETA-VILLENCHO es Manuel Hipolito Isidoro casado con Maria Josefa FILLOL; luego llegarian Benito, JUANA PETRONA casada con BARTHOLOME UDAQUIOLA y por ultimo Agustina Antonia.
Sobre Benito y Agustina, no se tiene informacion.
Sobre JUANA PETRONA ya he comentado su descendencia hasta mis dias ya que ella junto a Bartholome UDAQUIOLA son mis bisabuelos en 6° lugar, o sea contando hacia atras son 9 generaciones.
Me refiero hoy a MANUEL HIPOLITO ISIDORO y a su esposa MARIA JOSEFA FILLOL.
Don MANUEL nace en Buenos Aires el 2 de enero de 1769 y se casa con Doña MARIA JOSEFA el 25 de septiembre de 1805, en Buenos Aires.
Tuvieron numerosos, hijos un total de 9 y criaron a uno mas.
Toribia (1800, San Vicente), Juana Josefa (25 julio 1804), Juana Francisca (19 junio 1806, Gregoria (marzo 1807), Maria Silveria (30 diciembre 1811), Jose Maria de los Dolores (1 abril 1814), Maria Rosalia (3 septiembre 1816), Andres Martin (9 noviembre 1817), Maria Petrona (30 jul 1819) y Juan Franmcisco (14 jun 1821).
El niño que criaron por ser sus padrinos de bautismo fue Esteban Jose (2 septiembre 1814.

Una curiosidad sobre el apellido:
El apellido vasco Izeta/Iceta está clasificado como un nombre de familia de origen locativo, es decir, derivado de una característica topográfica del lugar de residencia de su primer portador. Según el etimólogo Jaime de Querexeta, el apellido Izeta/Iceta proviene del vocablo "izeta" que significa "lugar de abetos", y está compuesto de los elementos euskéricos "izei" que quiere decir "abeto, pinabete" y el sufijo locativo "-eta". De su entorno recogieron los individuos, los nombres de árboles, plantas, montes, bosques, campos, etc. Cuando se introdujo el uso de los apellidos, el vocablo de lengua vernácula pronunciado quizá por el patriarca o su antepasado, al detenerse en el sitio escogido para su asentamiento, denominó con él, valiéndose de las maravillosas facultades de su expresivo idioma, la circunstancia topográfica o de cualquier otro género que primero hiciera su visión y brotara de su imaginación.
Hubo dos casas de este apellido en Tierra de Aia (Guipúzcoa). Juan Ibáñez de Iceta fue alcalde de Gebaria, en 1474. Fernando de Iceta fue Preboste de Zumarraga, en 1481, cargo que obtuvo a perpetuidad en el pago de los servicios que prestó asistiendo con su propia nave, a los Reyes de Castilla. Su hijo Lope Fernández de Iceta, que sirvió a los Reyes Católicos en el mar de Levante, fue padre de Pedro Fernández de Iceta, que también sirvió a dichos monarcas, formando con su nave parte de la Armada de Lisboa. Lope Fernández de Iceta y Villafranca, que sirvió en 1590 y siguientes en la armada del Océano a las ordenes del General Antonio de Urquiola, contrajo enlace con Domeca Ortiz de Ormaechea y tuvieron a Antonio Fernández de Iceta y Ormaechea, y Martín de Iceta, que en 1661 contrajo matrimonio con Isabel María de Oyardo.

Duelos Criollos


Duelos criollos: el uso del cuchillo en la pelea.
Junto con su caballo, el cuchillo (y particularmente el facón o la daga) fue elemento distintivo del gaucho, a punto tal que no se concibe su imagen sin ellos. El gaucho fue famoso por su destreza en el manejo del cuchillo, y su empleo en los tristemente célebres duelos, motivados por cualquier motivo: una contradicción, unas palabras inadecuadas, un asunto de polleras, o los ánimos exacerbados por la bebida, podían iniciarlo.
También el querer probar que un individuo era mejor cuchillero que otro, podía hacer que dos hombres se midieran en un duelo.

La intención no era matar al contrario, sino marcarlo para siempre con una cicatriz que señalara su derrota. A veces, el fragor de la lucha, o el encono, o el exceso de bebida, hacia que uno de los contrincantes encontrara la muerte. Se decía que había ocurrido una "desgracia" y el matador era visto con conmiseración, y hasta ayudado a huir de la escena del duelo y de la persecución policial. Solamente la repetición de las muertes convertía al gaucho en un "matrero" mal visto por la sociedad.
Otras prácticas eran el "despenar" o también llamado "hacer la obra santa", un anticipo de la eutanasia, dirigido a quitar el sufrimiento de un amigo o familiar muy enfermo o gravemente herido. Todos estos actos de barbarie, deben ser vistos a los ojos de la moral y circunstancia histórico, social y cultural del personaje.
Como dijera alguna vez un viajero extranjero sorprendido por el uso del cuchillo por parte de los criollos: "el gaucho se vale de su cuchillo tanto para abrir una res como para terminar una discusión"
Sin embargo, y pese a la impresión de que el gaucho pasaba su vida combatiendo y peleando, en realidad el mismo utilizo su cuchillo para mil y una tareas en su vida diaria.
Desde picar tabaco, cortar leña para el fuego, preparar estacas, cortar fachinal para techar su rancho, ayudarse en la preparación de ladrillos, cortar delicados tientos para sus trenzados, matar ganado, despostarlo, cuerearlo, etc. etc.. Su cuchillo era una extensión de su mano. Tal como lo dice Sarmiento en su Facundo:
"El gaucho anda armado del cuchillo que ha heredado de los españoles… El cuchillo, a más de un arma, es un instrumento que le sirve para todas sus ocupaciones: no puede vivir sin él; es como la trompa del elefante, su brazo, su mano, su dedo, su todo…."

La "Daga" de Juan Moreira
Sin lugar a dudas, la más famosa de las armas blancas criollas, es la legendaria "daga" que fuera propiedad del gaucho Juan Moreira. Conviene señalar sin embargo, que desde el punto de vista técnico, esta impresionante arma es en realidad un "facón", ya que posee una importante defensa o "gavilán" y una hoja de un solo filo, provista de vaceos en sus lados.
Además, teniendo en cuenta sus grandes y poco usuales dimensiones, podríamos clasificarlo como un "facón caronero" una variante del facón que por su tamaño se acostumbraba a llevar entre las dos caronas de cuero del recado. Sin embargo, según afirman testimonios de la época, a pesar del tamaño de su arma favorita, Moreira la portaba en la cintura, a su espalda y cruzada, tal como era la costumbre generalizada con facones más cortos.

El Gaucho Juan Moreira
Juan Moreira fue un gaucho que actuó como guardaespaldas de Adolfo Alsina, durante las campañas políticas de los años 1860's. Era uno de los tantos "matones de comité", en aquellos turbulentos años de "crudos y cocidos" en los que Alsina (electo Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en 1866 y posteriormente Vice Presidente de la Nación en 1868) se enfrentaba políticamente con Mitre por los cargos electivos.
Por entonces, guardaespaldas y matones eran contratados para "convencer" a los votantes sobre la "conveniencia" de colocar sus votos en sus respectivos partidos, habida cuenta que el sistema empleado en aquellos años, era el de "voto cantado". Una adecuada intervención de los rufianes de turno, podía volcar los resultados de un comicio hacia el lado del que los contrataba.
Aunque Moreira fue famoso por su manejo del facón, de las 16 muertes que se le atribuyen, utilizó arma blanca en 9 de ellas, y armas de fuego como el trabuco, en las restantes. Una serie de tropelías y asesinatos, y el abandono de su padrinazgo político, hicieron que Moreira cayese en desgracia, y fuese perseguido por la justicia, hasta llegar al famoso episodio ocurrido el 30 de Abril de 1874, en el que el matrero fue emboscado en el establecimiento "La Estrella" de Lobos, perdiendo la vida en manos de una partida policial que lo superaba en número y armamento.
En aquella ocasión, encontrándose ya malherido, y en un último y desesperado intento por huir, Moreira trató de escalar un muro de ladrillos, empuñando todavía su famosa "daga", cuando fue rematado por la espalda, con un bayonetazo lanzado por el Sargento Chirino. Cabe mencionar que, al comienzo del enfrentamiento, Moreira había cercenado con su facón, cuatro dedos de la mano izquierda de Chirino.
La vida de Moreira y su legendaria y singular arma blanca, posiblemente hubiesen caído en el olvido, si no fuese por la novela de Eduardo Gutiérrez, que tuviera un inusual éxito en su tiempo, rescatando episodios de su vida, idealizando la figura del protagonista y convirtiéndolo en víctima de las circunstancias socio-políticas de la época. Fue en esa novela -publicada originalmente en forma de folletín por entregas en un periódico- que el propio Gutiérrez dedicó un par de páginas a describir al facón del tristemente célebre gaucho, adjudicándole el calificativo más poético o literario de "daga" con el cual es conocido popularmente hasta nuestros días.
La novela adquiere verdadero vuelo después que fuera adaptada y llevada al teatro criollo por los hermanos Podestá , lo cual contribuyó a la difusión masiva, leyenda y popularidad del personaje y a su transformación en mito.
Varias adaptaciones posteriores, al teatro y la cinematografía, entre las que sobresale la versión de Leonardo Favio/Rodolfo Bebán en los años 70's, han contribuido a hacer perdurar su figura y su vigencia como mito popular.

La Daga de Plata
Habiendo ya aclarado que la "daga" es en realidad un formidable facón, digamos que el arma de Moreira, le fue obsequiada por Adolfo Alsina hacia 1866, junto con un hermoso caballo. La daga poseía la empuñadura de plata sencillamente cincelada (Gutiérrez afirma que poseía incrustaciones de oro, pero en la pieza no se advierte que sea cierto que alguna vez las tuviese). Originalmente, cuando le fue obsequiada, su defensa o guarda tenía la forma de una "S", que Moreira hizo modificar por otra en forma de "U" invertida, convencido de que de esa manera le serviría mejor para poder "abarajar" o parar los "hachazos" de un adversario.
La hoja, que posee una apenas perceptible curvatura, tiene un solo filo y vaceos laterales, y fue obtenida de un sable de marca desconocida, ya que al examinar la pieza no se advierten cuños o marcas del fabricante. La aseveración de Eduardo Gutiérrez sobre que la hoja es "de un completo temple toledano" no tiene basamento técnico alguno, excepto la notable flexibilidad de la misma.
El arma pesa 740 gramos y mide en total 84 cms, de los cuales 63 cms corresponden a su hoja, y el resto a la empatilladura y empuñadura, lo cual nos da una idea de la fortaleza y habilidad de Moreira para emplearla.
También es interesante destacar un detalle de su sencilla vaina de suela: la misma posee la clásica lengüeta de cuero, para trabar en el cinto o tirador. Pero esa lengüeta no se encuentra como es costumbre cosida junto a la boca de la vaina, sino algunos centímetros más abajo, de manera de llevar algo más alta la empuñadura y distribuir en forma mas pareja en la espalda, la inusual longitud del arma.
En la actualidad, la "daga" original se conserva y exhibe en el Museo y Biblioteca Juan D. Perón, de la Ciudad de Lobos, junto a otros objetos del famoso gaucho, incluyendo otro facón, un talero y un trabuco.

Batirse a duelo era signo de civilización

En el siglo XIX, batirse a duelo era signo de civilización"

El 28 de diciembre de 1893, a las 11.10, en la inmediaciones del hipódromo de Belgrano se realizó el duelo entre el doctor Lucio Vicente López y el coronel Carlos Sarmiento. En la primera cuenta de pasos reglamentarios, los contendientes resultaron ilesos, pero en la segunda, minutos más tarde, López cayó víctima de un disparo en el abdomen. Fue llevado a su casa de Callao 1852 y asistido por los doctores Padilla, Piñeiro, Centeno y Llovet. Sin embargo, a la una de la madrugada del día siguiente, Lucio Vicente López dejaba de existir. "El hecho desencadenó el escándalo, habló el país, y la espectacular cobertura periodística recordó que en un lance caballeresco los hombres podían morir", explica la doctora Sandra Gayol, autora de Honor y duelo en la Argentina moderna.

Gayol es historiadora, con un doctorado en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París. Investigadora del Conicet, profesora y directora del doctorado y maestría en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de General Sarmiento.

"Lucio Vicente López era abogado, miembro de la Generación del 90, periodista, poseedor de una sólida formación clásica, novelista, autor de La gran aldea, político destacado y posible candidato a presidente de la República. Hijo de Vicente Fidel López y nieto de Vicente López y Planes. Pero no le bastó: tuvo que aceptar batirse a duelo porque un funcionario corrupto lo llamó cobarde en una carta", agrega la investigadora.

-¿Cuál fue el origen del conflicto?

-Durante un breve período como interventor en la provincia de Buenos Aires, en el gobierno de Luis Sáenz Peña, López descubrió una venta fraudulenta de tierras en el actual partido de Chacabuco, por parte del coronel Sarmiento, secretario privado del ministro de Guerra Luis María Campos. Sarmiento estuvo detenido tres meses y al salir de prisión publicó en el diario La Prensa una carta desafiando a duelo al doctor López, un inexperto en el manejo de armas de fuego.

-¿No se sabía que los duelos eran a muerte?

-Sí, pero no se los tomaba en serio. Precisamente, para un historiador el hecho es muy importante porque marca un punto de quiebre. Hasta ese momento, la sociedad no esperaba que alguien muriese en un duelo. Todo se jugaba en los preparativos, en el prestigio social de los padrinos, el lugar elegido, las armas, la cobertura periodística, etcétera. ¡La puesta en escena! Y eso habla un poco del carácter de los argentinos y más especialmente de los porteños. En cambio, en los países europeos, de donde importamos la idea, los duelos eran a muerte.

-De todos modos, ¿no es una práctica absurda?

-Hay que comprender al hombre de la época. En el siglo XIX, batirse a duelo era signo de civilización, era la domesticación de la venganza. Los duelistas aceptaban dirimir sus disputas por medio de reglas muy precisas. Lo contrario de las peleas callejeras que podían generar desmanes, destrucción de bienes y más víctimas. Por otra parte, el duelista era un caballero y esto significaba también una diferenciación social. Por último, se pensaba que la tramitación del duelo haría que los contrincantes reflexionaran y serenaran sus pasiones.

-¿Qué decía la ley?

-La ley condenaba el duelo, pero con una tolerancia particular. Los funcionarios enviados para detener un duelo siempre llegaban tarde o equivocaban el lugar. Pero, curiosamente, éste era otro de los argumentos que esgrimían sus defensores, que sostenían que el Estado era muy lento para atender las demandas que provocaba el lance. El duelo tuvo su auge entre 1890 y 1920, después comenzó su decadencia.

-¿Cuándo comienza esa decadencia?

-La Primera Guerra Mundial asentó un duro golpe al coraje pregonado por los duelistas. Porque, ¿qué valor podía tener ante el horror de las trincheras? Por otra parte, comenzaron las voces disidentes. En 1915, Alfredo Palacios, duelista eximio y locuaz, fue expulsado del Partido Socialista por batirse a duelo con el diputado Horacio Oyhanarte. Cada vez se hizo más evidente que el honor no necesariamente tenía que defenderse batiéndose a duelo.

Los dichos en las discusiones políticas que desembocaban en desafíos pasaron a ser considerados excesos de lenguaje. Al mismo tiempo, el honor comenzó a ser noción de honradez, comportamiento correcto y buen desempeño profesional; más un asunto de conciencia que de reputación. La sociedad había cambiado y el interés por el duelo debía competir con las hazañas de los hermanos Jorge y Eduardo Newbery con sus máquinas voladoras. El duelo pasó a ser algo privado y es interesante recordar un incidente que años más tarde tuvo Alfredo Palacios con el periodismo.

-¿Qué pasó?

-En enero de 1960, el legislador radical Agustín Rodríguez Araya fue retado a duelo por el general Rodolfo Larcher, secretario de Guerra del gobierno de Frondizi, que se sintió agraviado por palabras que Araya había pronunciado en el teatro Buenos Aires. Como padrino de Araya, Palacios tuvo un altercado con los periodistas, impensable unas décadas atrás. Ante el acoso de la prensa, les dijo severo: "Esto es algo muy serio y los padrinos deben guardar la conducta requerida por las reglas de la caballerosidad. ¿Qué hacen aquí? El pueblo está mal acostumbrado, esto no es un espectáculo público, es algo privado".

Luis Aubele
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Domingo 15 de febrero de 2009 | Publicado en edición impresa

Las Sarmientinas

Suplemento Las Doce - Página12

Fueron 61 y casi todas llegaron a Argentina sin saber una palabra de español, aunque decididas a convertirse en lo que les habían prometido: pioneras en un país recién fundado. La gesta fue parte del proyecto más ambicioso de Sarmiento y tuvo por aliadas activísimas, además de a las docentes viajeras, a Mary Peabody Mann y otras norteamericanas con cierto poder. Increíblemente, hubo que esperar hasta ahora para que la experiencia fuera investigada: acaba de publicarse Las maestras de Sarmiento, de Julio Crespo.

En la escena inaugural hay una mujer y dos varones. Uno de ellos chapurrea francés, otro habla en su inglés nativo. Entre ellos habría un abismo si no fuera por ella: Mary Peabody Mann, esposa de Horace y, relación epistolar mediante, futura amiga y activista fervorosa de los planes pergeñados por el otro, Domingo Faustino Sarmiento. Es 1847, están en East Newton, cerca de Boston. Es la primera visita que el padre del aula hace, casi por azar, a Estados Unidos (el chileno Santiago Arcos –el mismo a quien Mansilla dedica su Excursión...–, con quien se encontró en Liverpool, le facilitó los fondos para el viaje), pero más puntualmente al laboratorio político, social y cultural que era Boston al promediar el siglo XIX. Sarmiento sentía, más que admiración, devoción por Horace Mann desde que conoció su Informe de un viaje educacional en Alemania, Francia, Holanda y Gran Bretaña, y lo primero que hizo fue presentarse en su casa. Mann, gracias a la mediación de Mary –que hizo posible la comunicación entre ellos–, le habló y lo llevó de paseo. En Viajes por Europa, Africa y América 1845-47, Sarmiento hace constar su asombro infinito por la obra de Mann, pero más por las mujeres que veía: “Creaba allí, a su lado, un plantel de maestras que visité con su señora, y donde no sin asombro vi mujeres que pagaban una pensión para estudiar matemáticas, química, botánica y anatomía, como ramos complementarios de su educación, debiendo pagarlo cuando se colocasen en las escuelas como maestras; y como los salarios que se pagan son subidos, el negocio era seguro y lucrativo para los prestamistas.”


Que en el inicio haya un trío, que ese trío esté conformado por dos varones reconocidos por los resultados de sus afanes (demasiado innovadores, demasiado utópicos, demasiado optimistas en el papel, y evidentemente productivos en lo real) y una mujer que hace posible, acomodándose en el lugar de intérprete cultural, que el intercambio fluya y las ideas se asienten, no es casual. Algo parecido pasará, años más tarde, cuando Sarmiento llegue a la cima del poder en Argentina y comience a poner en práctica lo que parecía un delirio y resultó tan básico para el proyecto de país que sus sucesores en la presidencia tomarían la posta: la importación de maestras norteamericanas que fundaran, poniendo en juego el cuerpo y un saber específico, un sistema educativo nacional.

Esa escena, ese momento del viaje es el gran disparador del proyecto más ambicioso de Sarmiento –que terminó por realizarse en dimensiones más modestas–, y también de Las maestras de Sarmiento (Grupo Abierto), el libro fundamental en que se convirtió una extensa, profunda investigación cuya pertinencia Julio Crespo comenzó a notar hace más de 20 años, aunque la publicación vea la luz ahora.

GENEALOGÍA DE UN VACÍO

En los ’80, Julio Crespo trabajaba como corresponsal de La Nación en Estados Unidos, una tarea que le permitió ver por primera vez algunas de las fotografías de las 61 norteamericanas que, entre 1869 y 1898, viajaron para poner en marcha el sueño de las escuelas normales argentinas. El tiempo pasó. En alguna cena con ocasión del Festival de Cine de Toronto, en 1986, Crespo comentó el tema y lo poco investigado que estaba (había dado sólo con dos libros que lo trataban, ambos son citados en su propio trabajo), el interés que le despertaba; Julie Christie exclamó: “that’s Hollywood material”. Pero el tiempo otra vez pasó, hasta que dar con un editor interesado (Eduardo Meyer, bibliófilo apasionado) lo puso nuevamente en el camino y lo dotó de un pequeño equipo (María Flores en la investigación iconográfica, Beatriz Cabot en la reproducción de fotos) con el entrenamiento necesario para lo que Crespo define como “sacar agua de las piedras”: dar con testimonios gráficos, foto, grabado, dibujo o lo que sea, de la existencia de esas mujeres, de esos lugares, de las transformaciones. La dificultad estribaba en la ausencia: la aventura de esas mujeres que mudaron de país, de idioma, de mundo político, social y cultural, apenas si solía ser registrado en los anales de la historia como una etapa anecdótica, ¿a qué volver sobre él? En caso de que alguien le formulara esa pregunta, Crespo está en condiciones de responderla: “por un lado, sirve para poner en contexto –con sus circunstancias personales y los momentos políticos de Argentina– el proyecto de Sarmiento, a quien admiro muchísimo; por otra, para ver el encuentro entre culturas que se da: Nueva Inglaterra, el lugar del que provienen las maestras, era una región en ebullición cultural, donde se dieron pensamientos políticos, sociales, económicos y culturales de los que salieron movimientos como el antiesclavismo, el sufragismo y también las pioneras del feminismo norteamericano. Sarmiento admiraba lo que pasaba en Nueva Inglaterra. De allí son también las hermanas Peabody, una de las cuales, Mary, luego viuda de Horace Mann, se convierte en su amiga y pieza fundamental para el proyecto. Las Peabody eran tres, y todas eran casos muy especiales: la madre quería salvarlas de la frustración que ella había vivido (había debido abandonar una carrera literaria prometedora para colaborar en el sostenimiento económico familiar), y las educó en consecuencia; para ellas, el matrimonio no era algo fundamental, por lo que eran algo raro no en el medio en que se movían pero sí en el conjunto de la sociedad. Ese es el mundo con el que se encuentra Sarmiento. Mi objetivo, con el libro, era plantear esos temas, no necesariamente desarrollarlos todos porque es una tarea inmensa, pero sí señalar las conexiones entre la situación personal de Sarmiento, el momento de la cultura norteamericana y la situación de las mujeres ahí, y el proyecto que había de esa Argentina para armar, que implicaba formarla sobre la base de la modernización, la inmigración, la educación, y la importancia que tuvieron esas escuelas normales para la tarea de asimilar a los inmigrantes.”

LA GRAN INTÉRPRETE

Mary Peabody Mann es la que hace posible el encuentro: de ella depende la traducción activa en todo momento, desde el inicial, en que Sarmiento conoce a Horace Mann (y ella es la intérprete que hace posible la conversación), hasta el que se abre en 1865, cuando Sarmiento retorna a tierra norteamericana y concluye en que lo más razonable, para importar en Argentina el modelo educativo, es empezar por importar maestras capacitadas. Mary algo sabía del asunto. Había enviudado de un hombre que había armado el sistema educativo de Nueva Inglaterra, una tarea en la que ella misma había trabajado; era hermana de Elizabeth, la eterna soltera a quien se conoce como la inventora de los jardines de infantes en Estados Unidos (también fue activista de la liberación de los esclavos y feminista; aparece retratada satíricamente en Las bostonianas, de Henry James); y, si se aburría de esos temas, también podía ir y venir por los círculos literarios, de fácil acceso teniendo en cuenta que su hermana Sophia (artista plástica que criticaba a las “mujeres cuyo principal deseo es casarse” y a las que buscaban maridos poderosos para “brillar con luces prestadas”) estaba casada con Nathaniel Hawtorne. Mary hablaba español porque había trabajado dos años, como institutriz, en Cuba, y llevaba publicado un par de libros (Christianity in the kitchen, sobre la importancia moral de la nutrición; otro en colaboración con su hermana Elizabeth, Moral Culture of Infancy and Kindergarten Guide; la novela con pasajes autobiográficos Juanita se publicó tras su muerte, en 1887). Tenía todos los contactos y toda la voluntad, por lo que lo primero que hace, cuando Sarmiento le escribe preguntándole si podía visitarla, es ofrecerle su mediación para contactarlo con el mundo académico. Con el tiempo, hizo mucho más que eso. Por empezar, se encargó de detectar candidatas para viajar a Argentina, tarea para la que ganó a Kate Doggett, dama de la sociedad de Chicago, quien no conforme con ser sufragista, fue la primera mujer miembro de la Academia de Ciencia en 1869, el mismo año en que asistió como delegada a la Conferencia de Mujeres, en Berlín. Por no aburrirse, Mary también operó para que la academia norteamericana concediera a Sarmiento una de las cosas que él, autodidacta voraz, más deseaba en el mundo: reconocimiento (no lo logro con Harvard, pero sí con la Universidad de Michigan: un doctorado honoris causa). Finalmente, por practicar el español y dar a conocer algo de la obra del que consideraba “el Horace Mann de América del Sur, con diez mil veces más dificultades que las que nosotros hayamos tenido que vencer jamás”, tradujo Facundo y fragmentos de Recuerdos de Provincia, que logró hacer publicar. Mary es también la que hace malabarismos políticos (personales, públicos) y escribe, a Sarmiento, cartas en las que dice: “últimamente he estado muy ocupada en la muy poco interesante ocupación de la costura, pero no hay mejor tiempo para la ensoñación, y mientras hacía girar mi máquina de coser, me entretenía imaginando lo que haría con diez millones dólares si yo, en lugar del señor George Peabody, fuera su feliz poseedora. Los millones, en mi imaginación, los dediqué a la América del Sur, para fundar bibliotecas, inspeccionar terrenos o cualquier cosa que usted, con su buen juicio, pudiera considerar más aconsejable. Su carta llegó en medio de mis divagaciones, pero, ¡ay! ¡Dónde estaban los diez millones!”

LAS PRIMERAS AVENTURERAS

“Emigración femenina” era el artículo del New York Times que comentaba, en 1865, la hazaña: en Nueva York, 700 mujeres habían abordado un vapor que, para llegar a Seattle (es decir, ir de la costa este a la oeste), ¡debió pegar toda la vuelta por el Cabo de Hornos! Era la manera más segura, en pleno período far west, de hacer llegar chicas casaderas a territorios en proceso de colonización. Poco después, Sarmiento ponía en marcha su proyecto: soñó con mil docentes (sólo llegaron 65: 61 mujeres y 4 varones), que debían ser –como sintetiza Crespo– “maestras normales, jóvenes pero con experiencia docente, de buena familia, conducta y morales irreprochables y, en lo posible, de aspecto agradable”. El dinero que se ofrecía no era despreciable, los contratos tendrían una duración de tres años y podrían ser renovados llegado el caso, las maestras también podrían dar cursos públicos de inglés o lecciones de manera particular. (Las gestiones finales dependían del encargado diplomático argentino en Estados Unidos, Manuel García, a la sazón marido de Eduarda Mansilla.) Para terminar de tentarlas, Sarmiento escribía a Mary que “sus relaciones serían las primeras familias del país” (“por el prestigio que las acompañaría de ir tan poderosamente recomendadas, ser norteamericanas y personas de saber”).

Con las noticias (pocas y desastrosas) que llegaban de Argentina, no resultó tan fácil hallar candidatas convencidas de viajar, en especial teniendo en cuenta que Mary sólo prestaba atención a las de mejores calificaciones. En octubre de 1869 llegó a Buenos Aires la primera escogida: Mary Gorman. En los planes de Sarmiento, ella sería la responsable de fundar la primera escuela normal de San Juan (para la cual había enviado planos sobre los que construir, semillas con las que sembrar el jardín, piano, libros y cuatro máquinas de coser cuando aún estaba en Nueva York), pero la realidad se impuso. Aconsejada por la colectividad extranjera porteña, alarmada por rumores sobre lo infernales que podían ser los 15 días de viaje, Gorman se negó redondamente a emprender el camino. Juana Manso no sólo le dio la razón, sino que intercedió por ella ante Sarmiento (que estaba más que ofuscado) y logró que fuera designada al frente de una primaria porteña (en la que luego abrió el primer jardín de infantes del país). Claro que pasaron largos meses antes de que la norteamericana pudiera cobrar su primer sueldo. “Me dijeron –escribió Manso a Mann– las razones (...), primero, que no le pagaban por ser gringa; segundo, que esa gringa son los ojos de Juana Manso, esa mujer que para oprobio del país está en el Consejo de Instrucción Pública.” (Poco después, Gorman vio morir a su prometido, John Bean, víctima de la epidemia de fiebre amarilla, de la que ella, aunque enfermó, logró salvarse. Al tiempo, se casó con otro inglés, y permaneció en Argentina hasta su muerte, en 1924.) El affaire San Juan no fue breve ni sencillo, y otras de las emigradas, a quienes el propio Sarmiento recibió en el muelle en abril de 1870, se retobaron ante la idea. El presidente acusó de la sublevación a Gorman, luego a Manso, quien alegó inocencia ante Mann: ellas habían ido a visitarla, “me preguntaron qué tal era San Juan. No sé, les contesté, porque no he tenido oportunidad de visitarlo. Pero, en los días de llegada de estas niñas, fue bárbaramente asesinado el general Urquiza (...) y el mismo Presidente suspendió mandarlas”; poco después, Sarmiento volvió a su idea primera, y Manso, a su pedido, intercedió por él pero sin éxito. Sarmiento mandó llamar a las sublevadas y “les dijo lo que un caballero no debe decirle jamás a una señora”.

Entre episodios que registran incluso el arribo de aventureros en busca de la oportunidad (una tal Reina Zaba llegó con un supuesto conde polaco exiliado, a quien presentaba como su padre; cuando se descubrió que la relación era otra, que ella no iría a San Juan y que el conde era un vivillo cosmopolita, Sarmiento los hizo embarcar de regreso, pero otorgándoles –¿para salvar el honor de la república?– una indemnización de mil pesos fuertes) y más negativas para llegar a la tierra natal del presidente, las maestras fueron llegando. Pero Sarmiento no estaba solo: de alguna manera, la Sociedad de Beneficencia había empezado a emprender acciones semejantes (como traer a la polaca Emma Nicolay de Caprile, quien luego fue contratada por el gobierno porteño y fundó el Normal Nº1 –que sigue en pie en Córdoba y Riobamba–, y a Emma Trégent), en otro paso de la loca competencia que Mariquita Sánchez de Thompson había iniciado al fundarla y reclamar para sí la responsabilidad en la educación de las niñas. (Parte de esa polémica puede seguirse en Intimidad y política, la recopilación de textos de Mariquita que María Gabriela Mizraje publicó por Adriana Hidalgo en 2004.)

Por otra parte, aunque los planes contemplaban la importación casi exclusiva de mujeres, fue un varón quien abrió la primera escuela normal: John Stearns, fundador de la Escuela Normal de Paraná, que se convirtió en centro modelo y dividía sus tareas en dos áreas, la enseñanza de las normalistas (hacia allí se dirigían las maestras recién llegadas al país, para aprender español en cuatro intensos meses) y la escuela de aplicación, donde funcionaban la primaria y la secundaria.

EL CRUEL OLVIDO

Cada una de ellas fue pionera. Con su país, dejaban un mundo conocido y previsible para trasladarse a la aventura en toda la acepción de la palabra. Algunas lo detestaron; otras lo adoraron; algunas permanecieron en Argentina hasta su muerte, y otras dejaron el país apenas terminado el contrato; algunas se casaron –notablemente, ninguna de ellas con un criollo– y otras entablaron amistades de larga duración –como Mary Morse y Margaret Collord, quienes se conocieron en el barco que las trajo, trabajaron juntas en Mendoza y, jubiladas a la vez, compraron una bodega que administraron y luego vendieron; salvo un breve interludio, vivieron en Mendoza hasta su muerte, en 1945 y con diferencia de días, y fueron las últimas sobrevivientes de la cruzada–; muchas de ellas fueron sufragistas y activistas del feminismo del momento. Todas marcaron a fuego el diseño del sistema educativo que, a principios de siglo XX, permitió el funcionamiento del gran dispositivo integrador que fue la Argentina con la llegada masiva de inmigrantes. Sarah Eccleston fundó los jardines de infantes (para lo cual siguió la línea de Elizabeth Mann) y luego fundó la Sociedad Froebeliana Argentina, además de representar al país en la Conferencia Mundial de Educación de 1897. Frances Armstrong y Frances Wall debieron enfrentar toda la efervescencia católica cordobesa, exasperada por la conformación de un estado que se declaraba laico. Wall dejó el lugar, y fue reemplazada por Jennie Howard, aliada ideal para Armstrong en la lucha que seguía, y había ganado para ellas el apodo de “las masonas” y para sus alumnos la amenaza del castigo divino encarnado en el verbo de la jerarquía eclesiástica (aunque eso no las dejó sin dar clases). Luego, en San Nicolás, Armstrong y Howard volvieron a complotar y el resultado fue un establecimiento modelo.

Los nombres y las hazañas se multiplican, la lista es extensa. Curiosamente, muy pocas investigaciones se acercaron a ellas: una es Sesenta y cinco valientes. Sarmiento y las maestras norteamericanas –editado en 1959–, de Alice Houston Luiggi, quien logró entrevistar a una de las argentinas que trabajaron con una de las maestras en su juventud; otros son estudios y memorias necesariamente fragmentarias, habida cuenta de que toman experiencias particulares (una escuela normal en particular, etc). (No es el único olvido: Crespo tiene el tino de señalar que también están pendientes estudios integrales sobre el papel de Juana Manso en este período, además de una edición completa de las cartas que intercambiaron Sarmiento y Mary Mann –existen ediciones parciales y que sólo recopilan las misivas de uno de los corresponsales cada una–). La única de todas las emigradas que relató la experiencia fue Jennie Howard, quien a los 80 y pico de años publicó In Distant Climes an Other Years (hay edición en español de 1951), un relato de su llegada y primeras andanzas, en 1883, donde la modestia la lleva a escribir en tercera persona y subrayar cuánto hubo de experiencia en común para estas maestras. Aquí, para su asombro, se encontraron con que “las jóvenes eran mantenidas en parcial reclusión desde su más temprana doncellez. Nunca se las veía en público sino bajo la custodia de algún familiar de más edad o de alguna dama de compañía y eran estrictamente vigiladas en lo referente a sus amistades con el sexo opuesto. Resultaba difícil imaginar la diferencia existente entre la vida social libre de una muchacha soltera en los Estados Unidos de América y la vida sujeta de otra del mismo estado en la Argentina”. Así y todo no sólo vinieron sino que también muchas se quedaron. “Algunas de estas mujeres –escribió Howard– aceptaron el ofrecimiento inducidas por un espíritu de aventura o por el deseo de cambiar de escenario y de ambiente; otras se sintieron atraídas por la perspectiva de llevar a cabo un trabajo mejor en tierras menos cultivadas, donde los resultados podían ser reconocidos más rápidamente; mientras que otras lo hicieron animadas por un elevado ideal de ampliar horizontes, en un impulso por ayudar a aquellos menos favorecidos en los adelantos educativos.”

Cita :
http://www.pagina12.com.ar/diario/sup