jueves, diciembre 2

Espumosa Historia

Historias y tradiciones de una espumosa costumbre
Docentes de la cátedra Historia Social de la UNL revisaron la vida de Otto Schneider y la cultura del consumo de cerveza en nuestra ciudad. Elaboraron un libro, en el que no faltan fotografías de antiguos bares y patios cerveceros.
Malteado, maceración, fermentación y maduración son las etapas de la producción de la cerveza.
4.jpgLúpulo, cebada y levadura son los ingredientes básicos para elaborar la cerveza, con el agregado de agua de buena calidad. En la búsqueda de un lugar donde pudiera conseguirla con esas características, don Otto Schneider -un maestro cervecero- llegó de su Prusia Oriental natal a principios de siglo a nuestra ciudad.
La tradición popular le confiere a este visionario y emprendedor -que formó parte de los comienzos de la Cervecería Santa Fe y que fundó su propia planta, que perpetúa su apellido- la autoría de dos marcas distintivas de la comunidad santafesina hasta la actualidad: el liso y los patios cerveceros.
Este mito y muchas otras anécdotas de este inmigrante quedaron plasmadas en el libro “Otto Schneider. Tradición alemana en Santa Fe, cuna de la cultura cervecera argentina”, que surgió de una investigación realizada por miembros de la cátedra de Historia Social de la Universidad Nacional del Litoral. Su producción estuvo a cargo del profesor titular, Mg. Luciano Alonso, y contó con la colaboración de los profesores José Larker y Luisina Agostini.


Aporta un conocimiento histórico de la sociedad santafesina de la primera mitad del siglo XX en aspectos de su vida cotidiana y repasa la historia y los orígenes de Schneider. Sin embargo, según se aclara en la introducción, va más allá de la biografía de este emprendedor para tratar de enlazar su historia personal con la que denomina “historia social de la cerveza”, o sea con una identificación de los actores sociales y de las formas de sociabilidad alrededor de la producción y consumo de la bebida.


FAMILIA CERVECERA
El libro reseña que Otto Eduard Moritz Schneider nació el 6 de abril de 1872 en Osterode, en la Prusia Oriental. La región -explica- había sido zona de colonización alemana desde al menos el siglo XIV, pero en ella se entremezclaban pueblos polacos, lituanos y rusos, cuyos hábitos de consumo y en especial su gusto por la cerveza no eran muy diferentes de las tradiciones germano-orientales.
En este sentido, aclara que la cerveza constituía desde muchísimo tiempo atrás un componente esencial en la alimentación de las culturas campesinas europeas. Densas, pesadas y con texturas, colores y sabores muy variados, aportaban un porcentaje importante de calorías a las dietas de las clases populares, que no accedían a los vinos meridionales que podían consumir las clases dominantes.
Otto Schneider -agrega- era un maestro cervecero y provenía de una familia con una larga tradición en la materia. Sus padres, Julius Schneider y Wilhelmine Meyke, eran propietarios de un establecimiento productor de cerveza, (...) que habría aplicado máquinas de vapor. Eso constituiría una innovación importante para la época, cuando la mayor parte de las cerveceras aún usaban cocción a fuego.
POR QUÉ SANTA FE
Otto Schneider eligió Santa Fe por la calidad de sus aguas para la elaboración de cervezas. Sobre este punto, los autores de la obra justifican: “En Santa Fe se desplegó una dinámica de relación entre producción y consumo que justificó el lema de ‘Ciudad Cervecera’ que, hacia los años 30, ya utilizaba una de las empresas. Esa particularidad se extiende hasta hoy en día, cuando la ciudad tiene un consumo per cápita de cerveza fluctuante entre los 60 y 70 litros anuales que, aunque está lejos de algunos parámetros europeos, prácticamente duplica la media nacional e -incluso- la de la propia provincial, de la cual es capital”.
Don Otto también ocupó un rol destacado dentro de la sociedad de su época. Tuvo participación accionaria, fundacional y productiva en esas dos grandes cervecerías de nuestra ciudad y un carisma especial, ya que se constituyó como un maestro cervecero al que se le asocian mitos e historias.
Luciano Alonso explicó que “el texto está construido en base a la información obtenida de periódicos de época, archivos oficiales y privados, fuentes orales y registros fotográficos. Tomando a la figura del biografiado como exponente de una nueva clase empresaria en una región en transformación, la investigación avanzó sobre aspectos que permitieran comprender un modo de sociabilidad que atravesaba las diferencias sociales”.
De tal manera -acotó- las clases medias, las mujeres, las clases populares y, dentro de éstas, específicamente los trabajadores cerveceros, aparecen aludidos en relación con una configuración local en torno a la producción y consumo de un producto.
VASOS SIN TALLAR
La investigación se explaya también en ese mito de atribuir la autoría del término liso a don Otto Schneider. “A principios del siglo XX parece haberse adoptado la costumbre de servir la cerveza de barril en vasos transparentes y sin tallar, a veces cilíndricos y a veces ligeramente cónicos, que originalmente tenían un tercio de litro de capacidad. Aunque en distintas regiones argentinas se fue imponiendo esa modalidad, reemplazando a las jarras de vidrio y cerámica o a los vasos tallados en Santa Fe tomó de manera exclusiva el nombre de liso”.
“Algunos comentaristas -continúa- consideran posible que esa denominación haya referido a la acción de tirar el sobrante de espuma “alisando’ la boca del vaso con una tablilla, pero en la ciudad se mantiene una tradición oral que asigna a Otto Schneider la invención del término. Parece ser que cuando llegaba a la antigua Chopería Alemana, ubicada en la céntrica esquina de las actuales calles 25 de Mayo y La Rioja, pedía que le sirvieran la cerveza en un vaso liso de capacidad menor que la de las jarras. De esa manera, podía sentir el frío de la bebida más fácilmente, al tiempo que esa cantidad se consumía más rápidamente y el chop no se entibiaba en la mesa”.
La atribución a don Otto de la invención del liso adquiere en la ciudad las características de mito local. Y como en todo mito, sus detalles son inciertos, su datación imposible, su constatación indebida, acota.
Cabe agregar que este emprendedor creó el denominado Recreo Schneider, una confitería con jardines que había instalado junto a su fábrica de cerveza, como era costumbre en su país natal, lo que se considera su propio patio cervecero.
BARES Y CHOPERÍAS
Por otra parte, el libro menciona a los distintos recipientes en que se comenzó a distribuir o servir la cerveza, incluyendo tanto al barril, los porrones y otras botellas más delicadas, como al liso, los balones o los satélites, de mayor capacidad.
No falta tampoco la referencia a la forma de “tirar” el liso o chop, respecto a lo cual advierte que “en la zona se sirvieron tempranamente con un poco de espuma o “cuello’, a diferencia de otras regiones, en las cuales se prefiere sin ella”.
Varios párrafos se dedican a las diferentes choperías que fueron surgiendo en la ciudad como consecuencia de “la promoción comercial de las cervecerías”, que instaló “la costumbre de beber cerveza en reemplazo de los copetines y las bebidas blancas”.
Esto ocurría hacia 1910-1920, cuando se pasa de beber vinos, ginebras y licores para consumir cada vez más porrones, jarras y vasos de cerveza. Pero se multiplicaron estos lugares hacia la década de 1930 en oportunidad de la competencia entre las cervecerías Santa Fe y Schneider y en el marco de la recuperación económica.
Así, surgen los primeros de la zona céntrica: la chopería Gambrinus, de la familia Spengler, ubicada sobre la céntrica calle San Martín; el café y bar Carlitos, que habría funcionado en Rivadavia al 2700; Café Modelo, luego conocido como Chopería Modelo, ubicado en Mendoza entre San Jerónimo y San Martín, de Juan Struch; o el bar Pilsen, situado en San Martín al 2600, de Martín Gutiérrez; la Chopería Alemana, de la familia Dempke, en La Rioja y 25 de Mayo; el Gran Chop, en Salta y 9 de Julio, propiedad de Manuel Almiral; el Cabildo, en Salta y Cortada Bustamante, al lado del Mercado Central; el bar Derby, en Tucumán entre San Martín y San Jerónimo; entre otros tantos que luego se expandieron por otras zonas de la ciudad.
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cervecería santa fe inauguró su patio cervecero frente a su planta de barrio candioti.
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la casa de la cervecería (ex museo) recuerda la vida de otto schneider.
PARA COMPARTIR ENTRE AMIGOS
La costumbre de reunirse con amigos a compartir una cerveza también está analizada en la investigación. “Reunirse a tomar cerveza se instaló como una manera de pasar el tiempo entre amigos, en ocasiones durante horas del día y en cantidades ingentes (...). En distintos lugares se formaban grupos de varones adultos que encontraban en los bares un espacio de debates y comentarios, en ocasiones pagando por adelantado a los mozos o camareros un número crecido de lisos, que éstos iban trayendo a medida que se bebían”.
Según aclara, las mujeres comenzaron a encontrarse en los bares en los años ‘20, aunque en espacios diferentes al de los varones y que en raras ocasiones consumían bebidas alcohólicas.
No obstante, dice que “el uso femenino de cerveza era asociado en general a la noción de un alimento más que a un disfrute compartido. A tenor de lo testimoniado por la familia Hirsch, hasta mediados del siglo todavía las mujeres la bebían en la etapa de lactancia de sus hijos o consumían malta para incrementar la producción de leche, e incluso los niños la probaban. Pronto esa concepción dio paso a la participación en el consumo social del producto”.
Respecto a los patios cerveceros recuerda que se fueron abriendo en los clubes barriales o anexos a las vecinales, como el del Club Sarmiento, de barrio Candioti, Necochea e Independiente, este último de barrio Roma.
Muchos de ellos -comenta- permitían a los asistentes llevar su propia comida y sólo mantenían la exclusividad de la venta de la bebida, con lo que resultaban más atractivos para quienes no podían gastar mucho en una salida o para los que no querían desperdiciar los sobrantes de una reunión familiar.
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Otto Scheneider fue un maestro cervecero alemán que logró dejar un legado clave para la industria cervecera nacional.
+datos PRESENTACIÓN
El libro fue presentado en la Feria del Libro por sus autores, y también participaron Juan Pablo Barrale, jefe de Relaciones Institucionales de Cervecería Santa Fe, y el secretario de Extensión de la Universidad Nacional del Litoral, Ing. Gustavo Menéndez.
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TEXTOS. mariana rivera. FOTOS. GENTILEZA CERVECERÍA SANTA FE
http://www.ellitoral.com

miércoles, diciembre 1

La historia de un pueblo que nació con otro nombre

Comenzó a llamarse Gonnet en 1931, pero en sus orígenes fue Adolfo Alsina

Desde 2003, el aniversario de Manuel B. Gonnet se conmemora el 26 de noviembre, fecha que se corresponde con la de la escrituración de la venta de los primeros lotes para viviendas en la zona, con el fraccionamiento de la chacra número 23, propiedad de los señores Ramón Paz y Manuel García Durán, que sumaban además los terrenos que hoy pertenecen al club Universitario y la República de los Niños.

Fueron los primeros compradores: Enrique Girola, José y Benito Fígari, Esteban Ferraria y Calixto Leunda.

Ese loteo, era denominado en las primeras décadas del siglo XX con el nombre de Adolfo Alsina. A su vez, la estación de trenes fue puesta en servicio a partir del 15 de febrero de 1889 y clausurada por el Ferrocarril del Sud el 4 de setiembre de 1901. Posteriormente, el ministerio de Obras Públicas de la Nación ordenó a la empresa ferroviaria la reapertura, que se produjo el 19 de agosto de 1913, "a petición de los vecinos de Adolfo Alsina".


El 28 de agosto de 1931 la estación Adolfo Alsina fue rebautizada bajo el nombre de Manuel B. Gonnet. Las reiteradas confusiones entre esta estación y el partido homónimo de la provincia de Buenos Aires -sobre todo con la entrega de correspondencia-, provocaron que la Sociedad de Fomento solicitara el cambio de nombre por el actual.

La denominación se escogió en honor al primer Ministro de Obras Públicas que tuvo la Provincia de Buenos Aires y respetado legislador de la época.

MAS ATRAS EN EL TIEMPO
Cabe recordar que en 1909, Luis Castells hizo lotear parte de la estancia de Punta Lara que había sido adquirida a Jorge Bell para formar allí un nuevo centro de población. Castells propició la subdivisión de parte de sus tierras, contratando al agrimensor Félix Lenzi, quien realizó el fraccionamiento de 169 manzanas, divididas en cuatro lotes de 50 metros por 50 cada uno.

El 7 de noviembre de 1909, el rematador Antonio Santa María sacó a subasta cerca de 700 lotes en el gran "Café Colón", en diagonal 80 Nº 1038 de La Plata, a cuatro pesos mensuales el cuarto de manzana y a 8 pesos la media manzana, en 80 mensualidades. El remate fue un éxito y durante el primer año se vendieron 445 de los 700 lotes ofrecidos. Así quedó establecido en un voluminoso legajo archivado en la Dirección Provincial del Registro de la Propiedad.

El historiador Juan Alvarez Gelves, vecino de Gonnet, ha podido averiguar que, por resolución del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, el día 19 de agosto de 1913, el Poder Ejecutivo Nacional ordenó la reapertura de la entonces estación Adolfo Alsina, que permanecía cerrada desde 1901. Según consta en el boletín oficial, la medida fue tomada debido a los pedidos realizados por los vecinos en ese sentido.

LOS PIONEROS
Si uno desea conocer en profundidad la historia de un pueblo, no puede dejar de lado a sus pioneros. Detrás de las fechas, las resoluciones ministeriales y los decretos oficiales que autorizan o reconocen la existencia de un pueblo está su gente. Personas de carne y hueso que han abierto los caminos que hoy disfrutan las nuevas generaciones. Pioneros que enfrentaron la desolación y la adversidad junto a sus familias y sus sueños. Gonnet no escapa a esta constante. Tras un loteo aparentemente poco afortunado, familias de inmigrantes cargados de esperanzas y sin grandes fortunas llegaron a este lugar para convertir a sus tierras en un pujante pueblo.

Los Rossi, los Marenzi, los Grattoni, los Mercante, los Zambano o los Blanc, entre otros, son los representantes de esos pioneros en Gonnet.

ALGUNAS HISTORIAS
Juan Zambano llegó de Italia al puerto de La Plata en 1894 con 21 años y dos liras en el bolsillo. Trabajó como peón de campo y, más tarde, como albañil en la construcción de la catedral platense. Con sus ahorros, después de un tiempo, compró en 1904 su primera casa en medio del campo.

Ubicada en camino General Belgrano y 505, su primera propiedad se convirtió muchos más años después en el conocido restaurante "La terraza". Allí tuvo su primer horno de ladrillos.

Más tarde se mudó junto a su esposa, Clara Lizzoli, a la tradicional casa de la familia en 503 y 19. Allí nacieron el resto de sus siete hijos.

La suya fue una típica casa de campo en la que todos los quehaceres estaban a cargo de los integrantes de la familia. El cuidado de la huerta y los animales, la elaboración del pan y la producción que sería el sustento de la familia: la fábrica de ladrillos. Aún guardan sus descendientes los carros con los que llevaban los ladrillos a la ciudad en tiempos de la construcción de los grandes edificios públicos de la joven capital provincial.

Creador junto a otros vecinos de la Sociedad de Fomento, Zambano fue uno de esos personajes que, sin estridencias, hicieron historia. Sus hijos siguieron su ejemplo y continuaron luchando por el crecimiento del pueblo.

Gelindo Grattoni llegó de Europa para encargarse de diseñar y mantener los jardines de la facultad de Agronomía en La Plata. Más tarde, con la creación del Club de Golf del frigorífico Swift, Grattoni se convirtió en el capataz del nuevo centro de recreación y deporte.

En la década del 20, él construyó la tradicional casa en la que actualmente funciona el Centro Comunal de Gonnet. Su familia vivió en ese lugar hasta el año 1996.

Grattoni fue propietario de uno de los primeros autos de la y como la partera más cercana vivía en la calle 32 de La Plata, cuando estaba por nacer un chico lo venían a buscar para que fuera con su coche a buscarla. Los niños nacían en sus casas.

Historias de vida como tantas otras que hacen a la historia cotidiana de un pueblo. Como éstas se podrían contar muchas otras, pero siempre habrá una oportunidad para esto porque Gonnet sigue creciendo a pasos agigantados.

martes, noviembre 30

Hoy presentarán el códice “Elecciones del gobernador en San Andrés Calpan”

Este martes, en el ex convento franciscano de San Andrés Calpan, será presentado de manera virtual el códice “Elecciones del gobernador en San Andrés Calpan”, un documento prehispánico fechado en 1578 que explica la genealogía del señorío antes de la Conquista. El manuscrito forma parte de los archivos digitalizados del Compendio Enciclopédico del Náhuatl (CEN), un proyecto que estudió los acervos que resguarda la Biblioteca Nacional de Francia (BNF).

Organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por la Asociación Estatal de Cronistas, Historiadores y Narradores del estado de Puebla A.C. y por el ex convento de San Andrés Calpan, la presentación virtual del material será el pretexto para que los habitantes del municipio pidan una reproducción del original que se encuentra resguardado en la Colección de Manuscritos Mexicanos de la BNF, en París.


Durante una entrevista con Isis Zempoateca, paleógrafa que participó en el CEN (La Jornada de Oriente, 1 de noviembre de 2010), expresó que este documento precolombino destaca porque es el único códice de la región que refiere a la genealogía señorial del asentamiento que estuvo a la par de Tlaxcala, Huejotzingo y de Cholula.

El códice –según los estudios del proyecto Amoxcalli, que aparecen publicados en www.amoxcalli.org.mx– consta de nueve fojas encuadernadas en papel europeo de 30 centímetros de largo por 21 centímetros de ancho, siete de las cuales presentan tanto registros glíficos como caracteres latinos en náhuatl y en español, mientras que en las otras dos se encuentran textos que informan sobre su elaboración.

Zempoateca detalló que la reproducción digital del códice fue uno de los aciertos del proyecto Amoxcalli, que dirigió Luz María Mohar Betancourt, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.

El material, el cual está fechado el 30 de noviembre de 1578, es uno de los cuatro documentos prehispánicos que aparecen en el CEN, además del de la Matrícula de Huejotzingo y el “MS2”, el Mapa de Cuauhtinchan número 2.

El códice “Elecciones del gobernador en San Andrés Calpan” es un documento que detalla los barrios que conformaban al pueblo en el siglo XVI.

En él aparecen los glifos y glosas en náhuatl referentes a los señores y sus lugares de origen. Los glifos refieren a las construcciones prehispánicas o “tecpan”, por su nombre náhuatl, que están en el contorno del documento.

Los “tecpan” son de color café con columnas y dintel en color rojo y negro, y de ellos sale una serie de líneas en colores azul, rojo y negro. De éstas sobresale la que está al centro por tener la forma de una cuerda que conecta a los personajes.

De los personajes aparecen los que están representados de forma completa y los que sólo aparece su cabeza que está de perfil. Los primeros portan tilma, “maxtlatl”, “xihuitzolli”, y están sentados en un asiento o “icpalli”, mientras que los de perfil solamente llevan xihuitzolli.

El documento trata sobre la confirmación de los señoríos de Calpan, los cuales a través de sus genealogías demuestran el linaje del cual descienden. Esto se indica con las cuerdas que los ligan: las líneas de color rojo y azul indican el tipo de relación que existe entre ellos, las rojas se asocian a lo masculino y las azules a lo femenino.

Por lo que respecta a la huellas de pies es probable que indiquen de dónde vinieron algunos señores, y no precisamente señalen algún camino especifico.

El material será comentado hoy a las 16:30 horas por María del Carmen Herrera Meza y Tomás Jalpa Flores, investigadores del INAH; por el párroco fray Luis Alcántara, y por Edmundo Velázquez, cronista local.

Cabe destacar que Carmen Herrera y Tomás Jalpa también participaron en el CEN con el estudio de la “Matrícula de Huejotzingo” y el “MS2”, dos documentos poblanos.

Detalle de la capilla de Calpan
PAULA CARRIZOSA
Fuente: http://www.lajornadadeoriente.com.mx/

Tradicion familiar muy peculiar

Denver, 25 may (EFE).- Una pareja de artistas de Colorado, él carpintero y ella talladora y pintora de imágenes religiosas, mantiene la centenaria tradición hispana de construir los féretros para sus familiares usando sólo materiales que encuentran en la naturaleza.
"Es la manera antigua de hacerlo. Todos nuestros antepasados preparaban los ataúdes para sus seres queridos", dijo a Efe Catherine Robles Shaw, de Nederland, una pequeña localidad al pie de las Montañas Rocosas, al noroeste de Denver.
Robles es una santera, es decir, una artista que crea retablos, pantallas para altares, santos y bultos en el marco del llamado arte colonial español. Su esposo, Mike Shaw, es agente inmobiliario.
Aficionados ambos a la genealogía, Catherine conoce sus antepasados hasta el siglo XV en España (Pedro Serrano de Sandoval, 1480), mientras que los de Mike se remontan a la misma época, pero en Inglaterra (Mary Drake 1486).

"Para nosotros las tradiciones familiares son muy importantes. Es algo que pasamos de generación en generación en las familias hispanas de Nuevo México y del sur de Colorado. Nos contamos historias e involucramos a toda la familia en la creación del arte", explicó Robles.
"Ahora resulta inusual preparar los ataúdes para los familiares, pero antes era algo normal", agregó.
Rubel U. Jaramillo, primo de Robles, falleció en enero de 2008, a los 77 años. En diciembre de 2007, ya muy desmejorado de salud, Jaramillo le pidió a Mike Shaw que le hiciese un ataúd de madera de pino y que gestionase su entierro en el cementerio de la Iglesia de San Ysidro, en Las Mesitas, una pequeña localidad del sur de Colorado.
"En tiempos pasados, el padre y el abuelo de Jaramillo eran los encargados de fabricar los ataúdes para todas las personas de esa población. Hicimos lo que él nos pidió porque es asombroso ver cuánto ayudan las antiguas tradiciones en momentos de dolor", comentó Shaw.
"Siete miembros de nuestra familia nos ayudaron con ese trabajo. Sabíamos lo que Jaramillo quería porque Catherine y Rubel habían trabajado juntos y muy de cerca en la creación de obras de arte religioso. El fue muy importante en nuestras vidas", agregó.
Tanto se destacó Jaramillo en sus creaciones artísticas, que en 1991 obtuvo el premio al mejor artista de arte tradicional de Colorado. Y una de sus creaciones ("El carro de la muerte") se exhibe ahora en el Museo de Arte Americano Smithsonian.
Mientras su salud se lo permitió, vivió en una casa de adobe, pescando y vendiendo su arte para subsistir.
Siguiendo con la tradición, Robles y Shaw recorrieron varias zonas de Colorado para encontrar pinos caídos y usar esa madera para el féretro. También usaron pieles de alce y de búfalo. Y tanto el barniz como las pinturas se produjeron con elementos naturales del área en la que vivió Jaramillo.
Los clavos que se emplearon para cerrar el ataúd fueron clavos cuadrados rescatados de antiguas construcciones.
"Los materiales que usamos para el arte religioso y para los ataúdes son los mismos. Y no son fáciles de conseguir. Todo es natural y lleva tiempo prepararlos. El arte no se puede aprender sin trabajo. Todo esto les enseña paciencia y dedicación a nuestros jóvenes", declaró.
El 28 de diciembre de 2009 los Shaw recibieron la noticia que un miembro de la familia, Carlos Guadalupe Jaramillo, de 22 años, había fallecido en un accidente automovilístico.
Carlos Jaramillo era un carpintero y aspirante a tallador de imágenes religiosas. Robles y Shaw fueron nuevamente los encargados de preparar el féretro.
"Nuestros antepasados usaban los recursos que les daba la tierra y que tenían a su alrededor para celebrar la vida. Nosotros aún usamos los mismos materiales con el mismo propósito", finalizó Shaw.






domingo, noviembre 28

Una nota para tener en cuenta

De Llanos Prietos a Cruce

Vecinos de Cruce de Arinaga quieren rescatar el viejo nombre del barrio: Llanos Prietos. La zona acogió hace un siglo a sus primeros habitantes

ANTONIO QUINTANA
El barrio de Cruce de Arinaga se llama así hace apenas cincuenta años, por referencia a Playa de Arinaga. Este núcleo de Agüimes empezó a existir hace casi un siglo, cuando cuatro guardianes cuidaban la finca existente en la zona conocida como Llanos Prietos. José Luis Martel Curbelo, Fátima Melián y Vicente Hernández, miembros de la Asociación Canaria de Genealogía e Historia Familiar, contaron ayer éstas y otras cosas en el local de la Orden del Cachorro Canario del Sureste, dentro de las fiestas de La Milagrosa.

"Muchos no conocen los topónimos de la zona, ya que el de Cruce de Arinaga es un topónimo nuevo, que no aparece en los censos de los años 30 y 40 del pasado siglo", comentó Curbelo. "A la zona se la denominaba como Llanos Prietos, La Laguna, barranco de la Guerra y Hoya Quemada, porque no existía el concepto de Cruce como tenemos hoy", añadió. Los ponentes señalaron que hay colectivos que quieren rescatar estos nombres originales, darlos a conocer y señalizarlos.

Además, la Asociación de Genealogía indicó que los primeros pobladores de la zona fueron cuatro guardianes que cuidaban la finca existente entonces. "Parece que con los primeros jurados se inició el poblado con chozas y pequeñas viviendas en los años veinte del pasado siglo",

Los participantes en la charla también vieron un árbol genealógico de diez generaciones relacionadas con Sardina del Sur, como un ejemplo a seguir a la hora de investigar y conocer a sus antepasados. Los asistentes al acto también contemplaron una serie de fotografías, entre las que hay varias de la construcción de la iglesia por los vecinos hace medio siglo.
Fuente: http://www.laprovincia.es/gran-canari