Una madre y una hija, descendientes de Lumbreras, retoman el contacto, tras más de medio siglo, con su familia emigrada a Chile gracias a Internet
Corría el año 1918 cuando los hermanos Rufino y Pedro Martínez tuvieron que abandonar a su pesar su Lumbreras natal para buscar fortuna en Chile. Rondaban los 12 años y debieron decir adiós a sus padres, sus tres hermanas, la sierra, los rebaños que cuidaban y todo cuanto habían conocido hasta entonces.
Se afincaron en la región del Biobío, en localidades como Cañete y Contulmo, iniciaron un camino propio y crearon sus familias. Hasta 1945, las cartas que escribían periódicamente llegaron a su madre y a su hermana pequeña, Amparo Martínez. Fue el último año. A ambas ya sólo les quedaron recuerdos. Imágenes como la del día de su despedida, en que los chicos se escondieron entre las ovejas porque no querían marchar.
O detalles, como cuando la hermana recibió parte del primer dinero que ganaron para que se comprase una máquina Singer, ya que era muy aficionada a coser y a hacer ganchillo.
Transcurridos 65 años, los descendientes de Rufino Martínez (con los de Pedro mantuvieron contacto) y de su hermana Amparo han vuelto a encontrarse gracias a las nuevas tecnologías. «Mi madre me insistía muchísimo en que rastrease en Internet, porque mi abuela hablaba constantemente de sus hermanos y murió con la angustia de no volver a verlos», señala Amparo Rodríguez, nieta de Amparo Martínez. «Era una asignatura pendiente, que la heredé de mi madre y que debía cumplir puesto que la sangre llama», añade la madre de la anterior, Amparo Castro.
Así, la nieta entró el pasado día 17 en las páginas web de Cañete y Contulmo y dirigió una carta a un periódico digital de la zona -Lanalhue Noticias-, en la que explicaba que buscaba a su familia emigrada a Chile. Fue darle al click y besar el santo. Un rosario de invitaciones de amistad en Facebook le han llovido desde entonces de sus parientes en el Cono Sur. «Los descendientes de Rufino Martínez, que tuvo siete hijos, emplean este medio para comunicarse porque están repartidos por distintas ciudades de Chile y Francia», explica Amparo Rodríguez.
Ahora, gracias a Facebook, el árbol genealógico se ha multiplicado y la nieta, para aclararse, ha dibujado un croquis. «Estamos desbordadas», reconoce. Durante los sanfermines conocerán en Logroño a la biznieta de Rufino que reside en Francia y viene a pasar unos días a Pamplona. Será una primera cita, puesto que ya preparan un multitudinario encuentro familiar en Santo Domingo de La Calzada, donde vive Amparo Castro.
Madre e hija sienten tanta emoción por haber salvado más de medio siglo de silencios que agradecen profundamente la ayuda que les brindaron en la búsqueda el Centro Riojano de San Antonio y el diario Lanalhue Noticias.
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