Una multitud comenzó a celebrar Oktoberfest en Munich. Por ser el bicentenario, este año tiene reminiscencias históricas
Miles de visitantes se precipitaron ayer para tratar de lograr la mejor ubicación al inaugurarse la tradicional Fiesta de la Cerveza de Munich (sur de Alemania), que este año celebra su bicentenario en un contexto de reminiscencia de 1810.
La Oktoberfest, cuyo origen remonta a la boda del rey de Baviera Luis Iº con Teresa von Sachsen-Hildburghausen el 12 de octubre de 1810, se ha convertido con el correr de los años en la más importante fiesta popular del mundo.
Hasta el 4 de octubre los carruseles de la época, las carreras hípicas en memoria de las organizadas en la época de la corte de Baviera, otorgarán cierta nostalgia a este acontecimiento, verdadera peregrinación para los amantes de la cerveza.
La tienda real, que había sido dejada de lado en 1913, fue reconstituida para esta ocasión.
También con motivo de este bicentenario, seis grandes cervecerías muniquesas elaboraron un tipo de cerveza según las recetas de hace dos siglos, para tratar de reproducir el gusto de la época.
La receta de esta bebida, que sólo será comercializada durante la celebración, se mantiene cuidadosamente guardada en el museo de la Fiesta.
Como es la costumbre, el alcalde social-demócrata, Christian Ude, inauguró oficialmente los 17 días de festividades perforando el primer tonel de cerveza ayer al mediodía, un rito que se mantiene intacto desde hace 60 años.
Operativo de seguridad
Trescientos policías de paisano o en uniforme, dos de ellos franceses y cinco italianos, fueron movilizados en el lugar, además de otros 200 desplegados en los alrededores.
Diecisiete cámaras de vigilancia fueron instaladas fuera de las tiendas, mientras en el interior, unos mil guardianes estaban encargados de mantener el orden.
"No hay una amenaza concreta", pero "una unidad antiterrorista en número suficiente" está lista para actuar, afirmó Wolfgang Wenger, portavoz de la policía de Munich, la tercera ciudad de Alemania, con 1,6 millón de habitantes.
"Todos los días verificamos cada una de la tiendas con nuestro perros detectores de explosivos", agregó.
Esta fiesta, representante del folclor bávaro, es organizada desde su creación en el "Theresenwiese", un parque oval de 31 hectáreas bautizado en homenaje de la reina de Baviera, en el lugar donde tuvieron lugar las celebraciones de su matrimonio con Luis Iº.
Desde 1980, la Oktoberfest ve llegar un promedio de seis millones de visitantes, 81% de los cuales vienen de la región y 19% son turistas extranjeros, que consumen igual porcentaje del total de litros de cerveza, según la oficina de turismo.
Cada uno gasta como promedio 54 euros y asegura así un ingreso de 830 millones de euros a la ciudad, según datos de lo recaudado en la edición 2009 de esta celebración.
El precio de una jarra de un litro de cerveza, el pedido mínimo, cuesta este año entre 8,30 y 8,90 euros.
Debido a que durante su historia fue anulada 24 veces, en razón de guerras, epidemias de cólera o períodos de fuerte inflación, la edición de este año de la Oktoberfest no es más que la número 177.
Historia y cifras de la fiesta
Los orígenes de esta celebración datan de 1810 cuando, con motivo del matrimonio entre el príncipe Luis I de Baviera y Teresa de Sajonia y Hildburghausen, se realizó una fiesta en un campo cercano a Munich que incluía una carrera de caballos. Tras el éxito de aquella primera celebración, la fiesta popular continuó celebrándose año tras año.
En 2009, la Oktoberfest reportó a la ciudad 830 millones de euros, repartidos entre los gastos de los visitantes en el recinto festivo, las pernoctaciones y los transportes.
Además de los millones de litros de cerveza, los visitantes consumieron el año pasado 30 mil kilos de pescado, 330 mil salchichas y 80 mil litros de vino
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