sábado, abril 21

Nuevo Libro21

Las muertes de Corrientes, historia y patrimonio cultural de sus cementerios

El libro escrito por el licenciado Miguel Fernando González Azcoaga.
El acto fue en el recinto del Concejo Deliberante de la Municipalidad de Corrientes.
Las Muertes de Corrientes. Historia y Patrimonio Cultural de sus Cementerios. El San Juan Bautista", libro de Miguel Fernando González Azcoaga, se presento el pasado 12 de abril en el recinto del Honorable Concejo Deliberante de la ciudad de Corrientes.
Es un trabajo que investiga la historia de los cementerios de la ciudad, desde el siglo XVI, desde los enterratorios en las iglesias elegidas por el patriciado conquistador, pasando por el primer cementerio público, el de la Cruz de los Milagros abierto bajo los tiempos rivadavianos y colmado y clausurado después de la Guerra del Paraguay, hasta llegar al actual cementerio público habilitado tras la fiebre amarilla de 1870.
"Son años de recorridos minuciosos por las avenidas y galerías del San Juan Bautista registrando nombres, fechas, apuntando epitafios, recolectando información, entrevistando, fotografiando, revolviendo papeles, tomando notas, apuntando anécdotas e historias. Investigando. Son interminables mañanas o siestas de invierno en la soledad umbría de los pasadizos más antiguos del cementerio más viejo de la ciudad deteniéndonos ante cada detalle curioso de una arquitectura funeraria perdida para siempre en los usos y costumbres de una sociedad que olvida a sus muertos y evita a la ciudad silenciosa de túmulos y mausoleos”, dice a propósito de su obra, el autor González Azcoaga.
En el libro se exponen historias, mitos, leyendas urbanas, genealogía, biografías, acompañando las fotografías -tomadas por el mismo autor- de mausoleos, bóvedas, enterratorios de ilustres o ignotos ciudadanos, de expectables figuras de la ciudad como notables desconocidos, sepultados en uno de los ce-menterios del interior del país que guarda un valioso caudal de piezas artísticas y arquitectónicas cuya promoción y difusión constituyen una deuda pendiente para su sociedad.
 “Apenas traspasado el peristilo, lo primero que aparece en la enfilada avenida principal de la necrópolis, es "La Dolorosa" de Carpentié, fechada en París en 1909, traída para sellar la cripta de los Fonseca sobre un sencillo túmulo de mármol de Carrara y granito que sirve de basamento a la imponente escultura. Más allá, impacta la vitalidad de un cuadro en tamaño natural, el conjunto escultórico que recrea a María Mantilla consternada ante la muerte, en el lecho romano, de su esposo Juan Vicente Pampín, obra de los Goñi, aquellos marmoleros destacados que tuvo Corrientes a principios del siglo XX y que merecieran ser recordados especialmente por esta obra que la Academia Nacional de Bellas Artes incluyó en su informe, escueto, sobre el cementerio de Corrientes.
Cerca de ella, otras dos criptas hacen gala de esculturas en medidas naturales: las de Romero Fonseca y de Pujato, donde los ángeles acompañan mudos y quietos las vidas pasadas de los que duermen el sueño eterno esperando el toque de las trompetas  del cielo en el apocalipsis final. Cerca, la cripta de Mariano LLano y un conjunto escultórico en el que converge un neoclasicismo barroco propio de esta familia.
La firma de Forastie, disimulada, aparece en obras de menor impacto pero trascendentes al fin y la de Perlotti en el Cristo Resucitado del Mausoleo de reminiscencias egipcias, de los Vidal, tal vez la única bóveda en todo el cementerio que tiene una ley nacional que la declara Sepulcro Histórico”, señala el historiador.
Cual columbarios romanos,aunque sin cenizas, pues guardan los restos completos de correntinos notables o ignotos, las nicheras laterales rodean desde tiempos primigenios el patio más antiguo del segundo cementerio público de la ciudad. Allí están espectables y olvidados ciudadanos entre el polvo, el moho y el epitafio sentido que se desdibujó con el tiempo. Personajes ilustres de la ciudadaldea. Don Fermín Félix Pampín, fundador de la familia e insuperable cronista de la historia que vivió en la Corrientes de la primera mitad del siglo XIX, el Dr. Cunha, que acompañó el retorno de las Cautivas y Encarnación de Atienza de Osuna, cuyos restos fueron exhumados de uno de los ruinosos nichos para ser llevados en el 2007, al Mausoleo de la Merced.

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