jueves, mayo 10

El retoño del Arbol de Guernica, un poco de historia de mi ciudad

Ubicado en el Plaza Dardo Rocha recuerda la ciudad sagrada de los vascos, destruida por un bombardeo de la aviación nazi durante la Guerra Civil Española
Por Juan José Flores - Redacción
Uno de los árboles plantados en la Plaza Dardo Rocha es uno de los pocos vestigios que quedan alrededor del mundo, de la vieja Guernica, la ciudad sagrada de los vascos, destruida por un bombardeo de la aviación alemana el 26 de abril de 1937, durante la Guerra Civil española.
La semana pasada se cumplieron 75 años de aquel atroz experimento de la aviación nazi, que permitió probar el tipo de ataque arrasador que luego utilizaría en los diferentes frentes europeos para acabar con toda resistencia enemiga.
En Guernica vivían unas 3.700 personas, a las que se sumaban un gran número de soldados que se retiraban para preparar la defensa de Bilbao, refugiados que huían del avance nacionalista y gente de la región que ese día había acudido al mercado de la localidad, en el que se podían adquirir todo tipo de productos.
La ciudad no tenía en ese momento defensa antiaérea, aunque sí contaba con tres fábricas de armas, una de ellas de bombas de aviación.
Aquel lunes de abril, a las 16.30, la Legión Condor, al mando del teniente coronel Wolfram von Richthofen, atacó Guernica con cuarenta y dos aviones Heinkel He 111, Dornier, Junkers y Messerschmitt.

Los vascos en Necochea
La presencia del retoño del Arbol de Guernica en nuestra ciudad es todo un símbolo de la importancia que ha tenido la colectividad vasca en el desarrollo de Necochea.
Ya en 1913 se fundó aquí la Sociedad de Beneficencia y Socorros Mutuos Euzkadi, cuya presidencia ejerció Tomás Bilbao Elorriaga. Sin embargo, su existencia fue efímera.
Pese a la desaparición que los nucleaba, los vascos se reunían todos los años para la festividad de San Ignacio y realizaban reuniones en el desaparecido Hotel España, de Zubillaga y Zubigaray.
Con posteridad, se creó la Sociedad Cultural San Ignacio de Loyola, la que dio lugar a la formación de lo que hoy conocemos como Centro Vasco Euzko Etxea, creado el 15 de abril de 1945.
La primera comisión fue presidida por Cleto Garate; vicepresidente, Juan Bilbao; prosecretario, Francisco Zubillaga Iturralde; pro, Alfredo C. Bilbao; tesorero, Luis C. Muguerza; pro, Pedro Zabala Beitía; vocales, Pedro Arozarena, Ignacio Larraza (h), Leoncio Iriberri y Gregorio Zubillaga. Todos estos nombres indiscutiblemente ligados al crecimiento y desarrollo de la ciudad.
El 31 de julio de 1944, siete años después del bombardeo genocida, la colectividad vasca de Necochea plantó en la Plaza Dardo Rocha un retoño del Arbol de Guernica.

La destrucción de Guernica
Aunque posteriormente se dijo que el objetivo de la operación de la aviación alemana sobre Guernica era la voladura de un puente, el hecho real es que tanto el puente como una fábrica de armas, situada en las afueras de la población, resultaron intactos.
Sin embargo, el ataque fue devastador, los bombarderos lanzaron una gran cantidad de bombas de 550 libras, y más de 3.000 proyectiles incendiarios de aluminio de 2 libras sobre el casco urbano de la ciudad.
Los cazas, entretanto, disparaban en vuelo rasante a la población y a las tropas en retirada que huían del lugar. Los bombardeos venían en oleadas, y la destrucción fue tan grande que al cabo de dos horas los pilotos bombardeaban cegados por el humo que surgía de la ciudad.
El ataque finalizó a las 19.30, pero el incendio no se apagó hasta el día siguiente.
Franco negó siempre su responsabilidad por el ataque a Guernica. "No fue bombardeada por mis fuerzas aéreas. Fue incendiada con gasolina por los propios vascos", según un comunicado de prensa del Cuartel General de Franco.
También el gobierno alemán, que apoyó a Franco con la Legión Cóndor, un escuadrón formado por la élite de la aviación alemana, que actuó sobre toda España durante la Guerra Civil, negó su vinculación con el hecho.
Adolf Hitler ordenó al embajador en Inglaterra, Joachim von Ribbentrop: "No debe ser admitida, en ninguna circunstancia, una investigación internacional acerca de Guernica".

Una atroz “experiencia”
Sin embargo, años después, en los juicios de Nuremberg, el mariscal de la Luftwaffe, Hermann Goering declaró: "La guerra civil española dio una oportunidad de poner a prueba a mi joven fuerza aérea, así como para que mis hombres adquirieran experiencia".
Nunca ha llegado a haber cifras oficiales de víctimas, pero dada la magnitud del ataque, se estima que hubo al menos 1.500 muertos. Mientras que para algunas fuentes la cifra sería de 120, por no poder probarse el resto, y para otras de 10.000.
Tres cuartas partes de los edificios de la ciudad fueron totalmente destruidos por el incendio que no se intentó apagar hasta el día siguiente, y el resto muy afectados.
Sólo se salvaron la Casa de Juntas de Guernica (histórico lugar de reunión de las asambleas que regían Vizcaya y sede de su archivo histórico) y el Arbol de Guernica, símbolo ancestral del pueblo vasco, donde se celebraban las Juntas Generales del señorío de Vizcaya y ante los cuales los reyes y señores juraban sus fueros.
También quedó intacto el puente de Rentería, el supuesto objetivo del ataque aéreo a Guernica.
La ciudad fue reconstruida y en la actualidad tiene una población de 15.571 habitantes. Pero el Mercado antiguo, el rontón, los ventanales de madera, la iglesia de San Juan, el espíritu de la ciudad construida con el amor y el sabor de los años, había muerto bajo las bombas.
Alrededor del mundo y también en nuestra ciudad, los retoños del Arbol de Guernica, son un símbolo de que el espíritu vasco no pudo ser destruido.
El retoño plantado en nuestra ciudad es uno de los sobrevivientes del original, ya que el 20 de abril de 2004 las autoridades de Vizcaya anunciaron la muerte del centenario roble debido a la acción de los parásitos y las altas temperaturas.///
  Fuente: Ecos Diarios Necochea

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