Los primeros vecinos de Santiago del Estero son quienes se encontraban en la ciudad al momento de su fundación por los conquistadores castellanos.
Santiago del Estero es la más antigua ciudad fundada por los conquistadores castellanos en lo que actualmente es el territorio de la Republica Argentina Sin embargo aún se manifiestan desacuerdos acerca de quién es su verdadero fundador, disputándose el mérito Juan Nuñez del Prado y Francisco de Aguirre.
Si bien el Tucuman , o Tukmán como se lo conocía entonces, -región que difusamente coincide con el noroeste argentino- había sido inicialmente asignado a la gobernacion de Nueva Andalucia y adjudicado a don Pedro de Mendoza, su muerte acaecida antes de poder dar cumplimiento a las capitulaciones contratadas con la corona y las guerras civiles desatadas en el Peru determinaron un nuevo mapa de las jurisdicciones en el sur de America.
Los primeros pobladores de la ciudad provienen de dos contingentes principales, el primero proveniente del Perú, y el segundo, que en definitiva resultó el más numerosos, proveniente de Chile.
Núñez de Prado habría llegado con sesenta hombres, más quince que le proveyó Santa Cruz. A diferencia de los primeros vecinos de Buenos Aires y otras ciudades del litoral, que fueron mayoritariamente criollos, y muchos de ellos mestizos, en este caso se trataba mayoritariamente de españoles peninsulares. A ese número hay que restarle trece que Villagra llevó a Chile, pero sumarle otros siete hombres de su partida que quedaron en la nueva ciudad. A la llegada de Francisco de Aguirre se ausentaron -regresando al Perú- veinte hombres, más dos frailes y el mismo Juan Núñez de Prado. Otros tres fueron ejecutados por orden de Núñez de Prado. El remanente de cuarenta y tres hombres sumado a los sesenta que trajo Aguirre implica que en esa fecha habitaban la nueva fundación ciento tres españoles, a los que podría reconocérseles como primeros vecinos. De ese número se identificaron a las siguientes personas:
Francisco de Aguirre, Juan de Santa Cruz, Martín de Rentería, Sánchez de Vargas, Hernan Mejia de Mirabal, Juan Cerrada, Juan Núñez de Guevara, Rodrigo de Palos, Miguel de Ardiles, Juan Rodríguez, Juan Vásquez, Juan Serrano, Melchor de Salinas, Luis de Gamboa, Muñoz de Illánez, Pedro de Rueda, Martín de Mojica, Juan de Cusio, Lope de Ayala, Antonio Berú, Baltazar Barrionuevo, Luis Gómez, Julián de Umaraán, Diego de Torres, Rodrigo de Aguirre, Gaspar de Medina, Francisco Baldenebro, Diego Carmona, Miguel López, Juan Hurtado, Blas de Rosales, Lorenzo Maldonado Diego, Julián Sedeño, Andrés de Herrera, Juan González, Alonso de Orduña, Rodrigo Fernández, Domingo Pérez, Bartolomé de Mansilla, Nicolás de Garnica, Pedro de Cáceres, Rodrigo de Quiroga, Gonzalo Sánchez Garzón, Santos Blásquez, Juan Rodríguez Juárez, Antonio Álvarez, Francisco de Caravajal, García Sánchez, Pedro Jiménez, Juan Pérez Moreno, Alonso Abat, Cristóbal Pereyra, Luis de Luna, Alonso de Villavicencio, Pedro Palos, Andrés Martín de Zabala, Nicolás Carrizo, Pedro Núñez Roldán, Juan Cano, Pedro de Villarreal, Alonso Díaz Caballero, Pedro Ruiz de Ahumada, Francisco Pérez, Andrés de Valenzuela, Juan Gutiérrez, Alonso de Contreras.
Los primeros pobladores de la ciudad provienen de dos contingentes principales, el primero proveniente del Perú, y el segundo, que en definitiva resultó el más numerosos, proveniente de Chile.
Núñez de Prado habría llegado con sesenta hombres, más quince que le proveyó Santa Cruz. A diferencia de los primeros vecinos de Buenos Aires y otras ciudades del litoral, que fueron mayoritariamente criollos, y muchos de ellos mestizos, en este caso se trataba mayoritariamente de españoles peninsulares. A ese número hay que restarle trece que Villagra llevó a Chile, pero sumarle otros siete hombres de su partida que quedaron en la nueva ciudad. A la llegada de Francisco de Aguirre se ausentaron -regresando al Perú- veinte hombres, más dos frailes y el mismo Juan Núñez de Prado. Otros tres fueron ejecutados por orden de Núñez de Prado. El remanente de cuarenta y tres hombres sumado a los sesenta que trajo Aguirre implica que en esa fecha habitaban la nueva fundación ciento tres españoles, a los que podría reconocérseles como primeros vecinos. De ese número se identificaron sólo a sesenta y nueve personas:
La mayor parte del contingente fundador, proveniente de Perú, estaba formado por la citada cantidad de aventureros españoles y por unos cientos de hombres de armas peruanos (Yanaconas o indios aliados). Estos mismos, que hablaban quechua, tienen que ver con la introducción de esa lengua al territorio. Así, la mayoría en la fundación de la ciudad más vieja de Argentina era nativa de un lugar americano (un poco más al norte) y no de España, si bien esto no era un dato de importancia en tiempos del Virreynato.
La política de la Corona Española de unificar la cristianización de los naturales de estas tierras alentó durante un siglo el uso de las "Lenguas generales" de la tierra, a saber, el náhuatl en México y zona y el Quechua en Perú y su región de influencia. Un siglo después, se prohíben las lenguas americanas y se impulsa el sólo uso de la castellana, lo que borró el quechua de Tucumán, Salta, Córdoba, La Rioja, pero no de Santiago.
Santiago del Estero es la más antigua ciudad fundada por los conquistadores castellanos en lo que actualmente es el territorio de la Republica Argentina Sin embargo aún se manifiestan desacuerdos acerca de quién es su verdadero fundador, disputándose el mérito Juan Nuñez del Prado y Francisco de Aguirre.
Si bien el Tucuman , o Tukmán como se lo conocía entonces, -región que difusamente coincide con el noroeste argentino- había sido inicialmente asignado a la gobernacion de Nueva Andalucia y adjudicado a don Pedro de Mendoza, su muerte acaecida antes de poder dar cumplimiento a las capitulaciones contratadas con la corona y las guerras civiles desatadas en el Peru determinaron un nuevo mapa de las jurisdicciones en el sur de America.
Los primeros pobladores de la ciudad provienen de dos contingentes principales, el primero proveniente del Perú, y el segundo, que en definitiva resultó el más numerosos, proveniente de Chile.
Núñez de Prado habría llegado con sesenta hombres, más quince que le proveyó Santa Cruz. A diferencia de los primeros vecinos de Buenos Aires y otras ciudades del litoral, que fueron mayoritariamente criollos, y muchos de ellos mestizos, en este caso se trataba mayoritariamente de españoles peninsulares. A ese número hay que restarle trece que Villagra llevó a Chile, pero sumarle otros siete hombres de su partida que quedaron en la nueva ciudad. A la llegada de Francisco de Aguirre se ausentaron -regresando al Perú- veinte hombres, más dos frailes y el mismo Juan Núñez de Prado. Otros tres fueron ejecutados por orden de Núñez de Prado. El remanente de cuarenta y tres hombres sumado a los sesenta que trajo Aguirre implica que en esa fecha habitaban la nueva fundación ciento tres españoles, a los que podría reconocérseles como primeros vecinos. De ese número se identificaron a las siguientes personas:
Francisco de Aguirre, Juan de Santa Cruz, Martín de Rentería, Sánchez de Vargas, Hernan Mejia de Mirabal, Juan Cerrada, Juan Núñez de Guevara, Rodrigo de Palos, Miguel de Ardiles, Juan Rodríguez, Juan Vásquez, Juan Serrano, Melchor de Salinas, Luis de Gamboa, Muñoz de Illánez, Pedro de Rueda, Martín de Mojica, Juan de Cusio, Lope de Ayala, Antonio Berú, Baltazar Barrionuevo, Luis Gómez, Julián de Umaraán, Diego de Torres, Rodrigo de Aguirre, Gaspar de Medina, Francisco Baldenebro, Diego Carmona, Miguel López, Juan Hurtado, Blas de Rosales, Lorenzo Maldonado Diego, Julián Sedeño, Andrés de Herrera, Juan González, Alonso de Orduña, Rodrigo Fernández, Domingo Pérez, Bartolomé de Mansilla, Nicolás de Garnica, Pedro de Cáceres, Rodrigo de Quiroga, Gonzalo Sánchez Garzón, Santos Blásquez, Juan Rodríguez Juárez, Antonio Álvarez, Francisco de Caravajal, García Sánchez, Pedro Jiménez, Juan Pérez Moreno, Alonso Abat, Cristóbal Pereyra, Luis de Luna, Alonso de Villavicencio, Pedro Palos, Andrés Martín de Zabala, Nicolás Carrizo, Pedro Núñez Roldán, Juan Cano, Pedro de Villarreal, Alonso Díaz Caballero, Pedro Ruiz de Ahumada, Francisco Pérez, Andrés de Valenzuela, Juan Gutiérrez, Alonso de Contreras.
Los primeros pobladores de la ciudad provienen de dos contingentes principales, el primero proveniente del Perú, y el segundo, que en definitiva resultó el más numerosos, proveniente de Chile.
Núñez de Prado habría llegado con sesenta hombres, más quince que le proveyó Santa Cruz. A diferencia de los primeros vecinos de Buenos Aires y otras ciudades del litoral, que fueron mayoritariamente criollos, y muchos de ellos mestizos, en este caso se trataba mayoritariamente de españoles peninsulares. A ese número hay que restarle trece que Villagra llevó a Chile, pero sumarle otros siete hombres de su partida que quedaron en la nueva ciudad. A la llegada de Francisco de Aguirre se ausentaron -regresando al Perú- veinte hombres, más dos frailes y el mismo Juan Núñez de Prado. Otros tres fueron ejecutados por orden de Núñez de Prado. El remanente de cuarenta y tres hombres sumado a los sesenta que trajo Aguirre implica que en esa fecha habitaban la nueva fundación ciento tres españoles, a los que podría reconocérseles como primeros vecinos. De ese número se identificaron sólo a sesenta y nueve personas:
La mayor parte del contingente fundador, proveniente de Perú, estaba formado por la citada cantidad de aventureros españoles y por unos cientos de hombres de armas peruanos (Yanaconas o indios aliados). Estos mismos, que hablaban quechua, tienen que ver con la introducción de esa lengua al territorio. Así, la mayoría en la fundación de la ciudad más vieja de Argentina era nativa de un lugar americano (un poco más al norte) y no de España, si bien esto no era un dato de importancia en tiempos del Virreynato.
La política de la Corona Española de unificar la cristianización de los naturales de estas tierras alentó durante un siglo el uso de las "Lenguas generales" de la tierra, a saber, el náhuatl en México y zona y el Quechua en Perú y su región de influencia. Un siglo después, se prohíben las lenguas americanas y se impulsa el sólo uso de la castellana, lo que borró el quechua de Tucumán, Salta, Córdoba, La Rioja, pero no de Santiago.
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