Ubicado en el Plaza Dardo Rocha recuerda la ciudad sagrada de
los vascos, destruida por un bombardeo de la aviación nazi durante la
Guerra Civil Española
Por Juan José Flores - Redacción
Uno de los árboles plantados en la Plaza Dardo Rocha es uno de los
pocos vestigios que quedan alrededor del mundo, de la vieja Guernica, la
ciudad sagrada de los vascos, destruida por un bombardeo de la aviación
alemana el 26 de abril de 1937, durante la Guerra Civil española.
La semana pasada se cumplieron 75 años de aquel atroz experimento de la
aviación nazi, que permitió probar el tipo de ataque arrasador que
luego utilizaría en los diferentes frentes europeos para acabar con toda
resistencia enemiga.
En Guernica vivían unas 3.700 personas, a las que se sumaban un gran
número de soldados que se retiraban para preparar la defensa de Bilbao,
refugiados que huían del avance nacionalista y gente de la región que
ese día había acudido al mercado de la localidad, en el que se podían
adquirir todo tipo de productos.
La ciudad no tenía en ese momento defensa antiaérea, aunque sí contaba
con tres fábricas de armas, una de ellas de bombas de aviación.
Aquel lunes de abril, a las 16.30, la Legión Condor, al mando del
teniente coronel Wolfram von Richthofen, atacó Guernica con cuarenta y
dos aviones Heinkel He 111, Dornier, Junkers y Messerschmitt.
Los vascos en Necochea
La presencia del retoño del Arbol de Guernica en nuestra ciudad es todo
un símbolo de la importancia que ha tenido la colectividad vasca en el
desarrollo de Necochea.
Ya en 1913 se fundó aquí la Sociedad de Beneficencia y Socorros Mutuos
Euzkadi, cuya presidencia ejerció Tomás Bilbao Elorriaga. Sin embargo,
su existencia fue efímera.
Pese a la desaparición que los nucleaba, los vascos se reunían todos
los años para la festividad de San Ignacio y realizaban reuniones en el
desaparecido Hotel España, de Zubillaga y Zubigaray.
Con posteridad, se creó la Sociedad Cultural San Ignacio de Loyola, la
que dio lugar a la formación de lo que hoy conocemos como Centro Vasco
Euzko Etxea, creado el 15 de abril de 1945.
La primera comisión fue presidida por Cleto Garate; vicepresidente,
Juan Bilbao; prosecretario, Francisco Zubillaga Iturralde; pro, Alfredo
C. Bilbao; tesorero, Luis C. Muguerza; pro, Pedro Zabala Beitía;
vocales, Pedro Arozarena, Ignacio Larraza (h), Leoncio Iriberri y
Gregorio Zubillaga. Todos estos nombres indiscutiblemente ligados al
crecimiento y desarrollo de la ciudad.
El 31 de julio de 1944, siete años después del bombardeo genocida, la
colectividad vasca de Necochea plantó en la Plaza Dardo Rocha un retoño
del Arbol de Guernica.
La destrucción de Guernica
Aunque posteriormente se dijo que el objetivo de la operación de la
aviación alemana sobre Guernica era la voladura de un puente, el hecho
real es que tanto el puente como una fábrica de armas, situada en las
afueras de la población, resultaron intactos.
Sin embargo, el ataque fue devastador, los bombarderos lanzaron una
gran cantidad de bombas de 550 libras, y más de 3.000 proyectiles
incendiarios de aluminio de 2 libras sobre el casco urbano de la ciudad.
Los cazas, entretanto, disparaban en vuelo rasante a la población y a
las tropas en retirada que huían del lugar. Los bombardeos venían en
oleadas, y la destrucción fue tan grande que al cabo de dos horas los
pilotos bombardeaban cegados por el humo que surgía de la ciudad.
El ataque finalizó a las 19.30, pero el incendio no se apagó hasta el día siguiente.
Franco negó siempre su responsabilidad por el ataque a Guernica. "No
fue bombardeada por mis fuerzas aéreas. Fue incendiada con gasolina por
los propios vascos", según un comunicado de prensa del Cuartel General
de Franco.
También el gobierno alemán, que apoyó a Franco con la Legión Cóndor, un
escuadrón formado por la élite de la aviación alemana, que actuó sobre
toda España durante la Guerra Civil, negó su vinculación con el hecho.
Adolf Hitler ordenó al embajador en Inglaterra, Joachim von Ribbentrop:
"No debe ser admitida, en ninguna circunstancia, una investigación
internacional acerca de Guernica".
Una atroz “experiencia”
Sin embargo, años después, en los juicios de Nuremberg, el mariscal de
la Luftwaffe, Hermann Goering declaró: "La guerra civil española dio una
oportunidad de poner a prueba a mi joven fuerza aérea, así como para
que mis hombres adquirieran experiencia".
Nunca ha llegado a haber cifras oficiales de víctimas, pero dada la
magnitud del ataque, se estima que hubo al menos 1.500 muertos. Mientras
que para algunas fuentes la cifra sería de 120, por no poder probarse
el resto, y para otras de 10.000.
Tres cuartas partes de los edificios de la ciudad fueron totalmente
destruidos por el incendio que no se intentó apagar hasta el día
siguiente, y el resto muy afectados.
Sólo se salvaron la Casa de Juntas de Guernica (histórico lugar de
reunión de las asambleas que regían Vizcaya y sede de su archivo
histórico) y el Arbol de Guernica, símbolo ancestral del pueblo vasco,
donde se celebraban las Juntas Generales del señorío de Vizcaya y ante
los cuales los reyes y señores juraban sus fueros.
También quedó intacto el puente de Rentería, el supuesto objetivo del ataque aéreo a Guernica.
La ciudad fue reconstruida y en la actualidad tiene una población de
15.571 habitantes. Pero el Mercado antiguo, el rontón, los ventanales de
madera, la iglesia de San Juan, el espíritu de la ciudad construida con
el amor y el sabor de los años, había muerto bajo las bombas.
Alrededor del mundo y también en nuestra ciudad, los retoños del Arbol
de Guernica, son un símbolo de que el espíritu vasco no pudo ser
destruido.
El retoño plantado en nuestra ciudad es uno de los sobrevivientes del
original, ya que el 20 de abril de 2004 las autoridades de Vizcaya
anunciaron la muerte del centenario roble debido a la acción de los
parásitos y las altas temperaturas.///
Fuente: Ecos Diarios Necochea