Armand de Fluvià: "Muchos reyes descienden de campesinos"
El genealogista y heraldista, que acaba de publicar '¿Quiénes eran
mis antepasados? Nuevo manual de Genealogía' y 'Manual de nobiliaria
catalana', destaca la importancia de conocer nuestros ascendientes
¿Qué relación de parentesco tenía el pintor Diego Velázquez con
algunos reyes de Europa? ¿Cuándo se formaron los apellidos? Son algunas
cuestiones que responde con pasión el prestigioso genealogista y
heraldista
Armand de Fluvià i Escorsa (Barcelona,
1931), autor de los recientes libros publicados ‘¿Quiénes eran mis
antepasados? Nuevo manual de Genealogía’, ‘Manual de nobiliaria
catalana’ y ‘Manual de heráldica y técnica del blasón’, editados por la
entidad, que fundó y actualmente preside, la
Institució Catalana de Genealogia i Heràldica.
Armand, licenciado en Derecho por la Universitat de Barcelona y
Diplomado en Paleografía y Diplomática en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universitat de Barcelona, nos atiende en su casa, un sitio
que respira mucha historia y en un lugar preferente del salón cuelga con
orgullo su escudo familiar. A sus 81 años, continúa investigando los
linajes de las familias, sobre todo las nobles: “Tengo la gran suerte de
que mi trabajo es mi hobby y no me jubilaré nunca”. Armand, Creu de
Sant Jordi en el 2000 y Medalla d’Honor de la Ciutat de Barcelona en el
2008, ha acabado una de las grandes obras de genealogía sobre la nobleza
catalana, con unos 4.000 árboles genealógicos, pero está pendiente de
que alguien se interese para que pueda salir a la luz.
-¿Cómo surgió su interés por la genealogía?- En
el bachillerato, cuando se estudiaba la historia por las listas de los
reyes. Tenía una relación de los 18 reyes Luises de Francia, y todo
empezó en saber el parentesco de cada uno.
-¿Cuál es su árbol genealógico?- Lo sigo
buscando pero tengo un gran problema. Uno de mis antepasados era de
Granollers y durante la Guerra Civil se quemó el archivo parroquial, el
registro civil, el archivo notarial y el archivo de la propiedad. Se
quemó casi todo.
-¿Hasta dónde ha podido llegar?- He podido saber
cuándo se formó mi apellido. En un documento de 1040 aparece un
ascendiente mío llamado Bernardus Bernardi y unos años más tarde, en
1075, aparece como Bernardus Bernardi de Fluviano por lo que el apellido
ya se había formado. A finales del siglo XII o principios del siglo
XIII es cuando ya se han formado los apellidos de Catalunya. Pero no son
importantes sólo los apellidos sino también el significado de los
nombres. Mi nombre es de origen germánico y significa ‘hombre fuerte’.
- ¿Qué es lo que más le apasiona de la genealogía?-
Cuando estoy en un archivo parroquial buscando mis antepasados y
encuentro uno tengo la sensación de que me lo agradece, es como si lo
resucitara porque en cierta manera lo devuelvo a la realidad. La
genealogía también es un trabajo de detective.
- ¿La genealogía da muchas sorpresas?- La
genealogía puede aportar muchas soluciones a un buen número de hechos
históricos pero también tiene un interés en la historia social. Hay
campesinos descendientes de reyes y, al revés, muchos reyes descienden
de campesinos. Por ejemplo, los reyes de Rumanía y de Bélgica descienden
de un campesino occitano, Pierre Murat, que fue padre de Joaquín Murat,
mariscal de Napoleón y rey de Nápoles. La reina de Inglaterra, la de
Dinamarca, el rey de Suecia y los reyes de Grecia descienden de una
campesina, Marta Skavronska, que fue emperatriz de Rusia con el nombre
de Catalina I.
- Interesante…-Los Càrcer, la familia materna
del penúltimo marqués de Castellbell, que se pensaba que eran feudales,
descienden de un zapatero que en el siglo XVI vivía en Vic. Los
Sarriera, que hoy son una de las familias más importantes de la nobleza
catalana, descienden de un médico de Girona que hizo fortuna en el siglo
XIV por ser médico del rey. Y otro caso inverso, lo tenemos en el gran
pintor Velázquez que es ascendiente de reyes de Europa, entre los que
está la reina Sofía de España.
-¿La genealogía nunca falla?-Yo me propuse hacer
de la genealogía una disciplina seria y científica. Muchos
genealogistas han falsificado para halagar a sus clientes. La genealogía
es muy importante como ciencia auxiliar de la historia.
- ¿Qué tipo de genealogías se han falsificado?- A
finales del siglo XIX, la Península ibérica está llena de
falsificaciones de genealogías principalmente para ingresar en las
órdenes militares y caballerescas donde hacía falta probar nobleza. Por
ejemplo, el primer marqués de Casa Riera, un antepasado de la reina
Fabiola de Bélgica, que era hijo de un galonero convirtió su segundo
apellido Rosés en Rozes y lo hizo descender de unos hidalgos austriacos.
O los Bofarull, de Reus, que para rehabilitar la baronía de Ribelles
consiguieron entroncarse con los Ponç de Ribelles a base de informes ‘ad
perpetuam rei memoriam’, una manera de conseguir nobleza.
- ¿Conoce más casos?- También se decía que los
Montcada descendían de los duques de Baviera, los Cardona de Carlomagno,
los Oms del rey de los visigodos Ataúlfo o los Rocabertí de la dinastía
merovingia. Y esto no era así. Cuánto más importante era la familia a
la que le hacían la genealogía, más ilustres y más antiguos hacían los
antepasados. En la edad media hubo una inflación de falsas genealogías y
esto ha desprestigiado la genealogía.
- ¿Qué árboles genealógicos de familias le gustaría investigar?-
Hay una gran cantidad de condesas de Ribagorça, de Pallars, de Besalú o
de Barcelona de las que sólo sabemos el nombre. Esta búsqueda se tiene
que intensificar y promocionar. También sería interesante conocer las
genealogías de personajes importantes como Bernat Metge, Francesc
Eiximenis, el cronista Muntaner o el pintor Jaume Huguet. Las familias
son muy importantes también desde el punto de vista social. La realidad
es, que a diferencia de otros países europeos, en el campo de la
investigación nos queda mucho por hacer.
- Usted también en sus investigaciones desmonta el mito de la sangre intacta, ¿no?-
La genealogía es la mejor manera de ver que las razas puras no existen.
Si nos adentrásemos en las tablas de los ascendentes de los príncipes
de Europa, encontraríamos personajes de todas las razas. Y si pasamos a
la alta nobleza española tenemos que, por ejemplo, los actuales condes
de Churruca, el duque de Veragua, el conde de Fuenrubia y el marqués de
Cerralbo son descendientes de Moctezuma II, emperador azteca de México.
- ¡Menuda mezcla!- Si todos descendemos de
antepasados comunes, todos somos parientes, en uno u otro grado más o
menos lejano. Rudolf Hess, el nazi muerto en la prisión de Spandau, era
descendiente de Zwingli, el reformador suizo de la época de Lutero. Pues
bien, por ser descendiente suyo resulta que era primo lejano de un
judío norteamericano apellidado Kassowitz y, por tanto, también era
pariente de judíos.
-¿Cómo ve el momento actual de la genealogía?-
Vive un momento dulce desde hace ya un cierto tiempo porque gracias a
las instituciones que hemos creado la gente se está aficionando. Ahora
cuando voy a un archivo también encuentro muchas personas buscando
genealogías, algo que antes no sucedía. También estamos haciendo cursos
de genealogía y heráldica con Òmnium Cultural y realizando conferencias
en el Ateneu Barcelonès.
- ¿Qué le parece la nueva ley del Registro Civil que los padres puedan escoger el orden de los apellidos?-
¡Me parece una barbaridad! Hasta ahora había una seguridad fantástica
de que todos los antepasados de la primera línea son hombres y los otros
apellidos los ha llevado una mujer. Esto conllevará a que si todos
cambian sus apellidos de aquí a 50 años nadie sabrá quiénes eran los
bisabuelos. Si querían hacerlo de una manera más feminista podrían haber
hecho lo de Portugal, el primer apellido es el de la madre y el segundo
el del padre, que es el que siempre se perpetua.
- Usted también ha publicado varios libros sobre heráldica y ha escrito sobre el escudo de Catalunya. ¿Cómo está esta cuestión?- Lo del
escudo de Catalunya
es un escándalo. Catalunya tiene el escudo más antiguo de Europa y,
evidentemente, de la península, pero Catalunya es el único país del
mundo y la única autonomía del estado español que no tiene escudo. No
tenemos escudo.
-¿Por qué?- Como asesor de heráldica de
Catalunya cuando se discutía el Estatut en el Parlament envié la
descripción correcta del escudo y la bandera de Catalunya a todos los
grupos parlamentarios y al presidente del Parlament. No me hicieron caso
y resulta que los símbolos nacionales de Catalunya, tal como recoge el
Estatut, son ‘la bandera, el himno y la fiesta’.
-¿Cómo tendría que ser el escudo de Catalunya?-
Es un escudo de oro con cuatro palos de gules. Es el escudo que era de
los Condes de Barcelona, de la dinastía del Casal de Barcelona, y lo
tenían desde 1150, es un escudo de Ramón Berenguer IV, el más antiguo
que se conoce.
- ¿La genealogía no se entiende sin la heráldica?-
No necesariamente, pero todas las familias nobles tienen escudo.
También hay que recordar que no hay escudos de apellidos sino de
familias, que son cuestiones diferentes. Y no todas las familias tienen
escudo.
- Un tema también controvertido es el de la heráldica en el ámbito deportivo. ¿Los clubs suelen respetar la heráldica?- Es un desastre. El escudo del Barça, como muchos otros, heráldicamente no es correcto.
-¿Por qué motivo?- La primera ley de la
heráldica es la de los esmaltes, es decir, la de las coloraciones. El
escudo del Barça tiene unos palos azules y rojos, y la primera regla es
que no se puede poner metal sobre metal ni color sobre color. Si ves el
escudo del Barça de lejos no distingues los colores que son porque el
azul y el rojo se diluyen. Precisamente, la heráldica surgió en los
campos de batalla para poder diferenciar enseguida al enemigo de los
tuyos y, por eso, llevaban las señales en los escudos.
- Recientemente también ha publicado el ‘Manual de nobiliaria catalana’. ¿Se suele conocer las familias nobles de Catalunya?-
También hay mucho desconocimiento. Un día un funcionario de la
Generalitat me preguntó sorprendido si todavía existían los títulos
nobiliarios. También hay familias nobles que nunca han tenido títulos.
Tenían privilegios nobiliarios, ya fueran de ciudadano honrado de
Barcelona, de caballero de principado de Catalunya o de noble de
principado de Catalunya.
- ¿Cuántas familias nobles catalanas hay?- De forma general, en Catalunya hay poca nobleza en comparación, por ejemplo, con Castilla.
Publiqué un artículo en mi página sobre un censo aproximado de familias residentes o no en Catalunya que actualmente pertenecen a la nobleza catalana y había entre 200 o 300 familias.
-¿Qué proyectos tiene ahora entre manos?-
Recientemente hemos creado un programa informático desde la Institució
Catalana de Genealogia i Heràldica de todas las casas soberanas del
mundo. La base de datos tiene más de 62.000 personas registradas con las
genealogías desde los faraones de Egipto, los Incas y Aztecas hasta los
emperadores de China, de Japón, las dinastías musulmanas o los reyes de
Madagascar. Por ejemplo, puedes conocer la relación de Gengis Kan, el
fundador del imperio mongol, con el actual Rey de España, Juan Carlos I.
También tengo unos 4.000 árboles genealógicos de familias de la nobleza
catalana esperando que una editorial los publique.
-¿Y por qué no se han publicado?- Si
estuviéramos en Aragón, Valencia, Navarra o Galicia ya se habrían
publicado. Es una obra de cinco volúmenes de cuadros genealógicos. El
primero se centra en las casas condales y vizcondales de la época
carolingia, el segundo en las familias de la nobleza inmemorial.
-¿Inmemorial?- Son aquellas familias que ya
eran nobles antes de 1311, fecha de la primera concesión de un
privilegio nobiliario por parte de un soberano catalán. Los dos
siguientes volúmenes tratan de la nobleza rural y la del patriciado
urbano. En el último, que se publicaría el primero, me centro sobre la
abolición de la nobleza como estamento social público y oficial.
-¿Qué significa ser noble en el siglo XXI?-
Nada, no significa nada. Es puramente honorífico, un recuerdo de los
antepasados y, por eso, creo que los nobles tienen que ser unos
descendientes que siempre honoren a sus antepasados. Los nobles tienen
que llevar una vida digna y ser siempre ejemplares.
- ¿Conociendo a nuestros antepasados nos conocemos mejor?-
Exacto. Gracias a nuestros antepasados estamos aquí y les debemos un
cierto reconocimiento. Oscar Wilde, en ‘La importancia de llamarse
Ernesto’, nos dice cómo se extraña lady Bracknell porque el señor
Worthing no sabía el nombre de sus padres y decía que olvidar el nombre
de uno de los padres podría ser considerado una desgracia, pero olvidar
el de todos era un descuido.
- ¿Esto va cambiando?- Afortunadamente sí, pero
es una pena que la mayoría de la gente no sepa el segundo apellido de
los abuelos. Tenemos que procurar saber todos nuestros orígenes. Además,
la genealogía es una ciencia auxiliar de la medicina y de la genética.
Es evidente que hay enfermedades genéticas y conviene saberlo. Por
ejemplo, yo sé de qué murieron mis ocho bisabuelos, mis cuatro abuelos y
mis dos padres. La genealogía es importante.