Figura prócer, por excelencia, de la Historia Nacional uruguaya, Primer Jefe de los Orientales y primer estadista de la Revolución del Río de la Plata, según acertadamente se le ha llamado. Nacido el 19 de junio de 1764, hijo de Martín José Artigas y Francisca Antonia Arnal, según la partida que luce al folio 209 del Libro Primero de Bautismos de la Catedral de Montevideo, su abuelo, Juan Antonio Artigas, había sido uno de los primeros pobladores de la Ciudad. No dice el asiento parroquial que haya visto luz en Montevideo, lo cual plantea discusión sobre el sitio de su cuna, pero nada permite, creer que haya nacido en la Villa del Sauce, localidad del departamento de Canelones. Por el lado del padre, su abuelo Juan Antonio Artigas Ordobas nace en la ciudad de Zaragoza en el año 1693, mientras que su abuela Ignacia Carrasco De Melo nace en la ciudad de Buenos Aires en el año 1702 (siendo su padre de origen malagueño y su madre hija de un portugués cuya familia procedía de Lima, Perú y contaba con una ascendiente hija de un jefe inca, Beatríz Tupac Yipanqui.). Por su parte del lado de la madre, su abuelo Felipe Santiago Pasqual Aznar nace tambien en la ciudad de Zaragoza en el año 1717, mientras que su abuela María Rodríguez Camejo nace en la isla de Tenerife, Islas Canarias (en este último caso, estamos investigando su fecha de nacimiento y la localidad donde nació dentro de la isla que puede ser La Laguna o Santa Cruz de Tenerife). (Estos datos expuestos resumidamente fueron tomados de diversos ensayos históricos publicados por el diario El País en la década de los sesenta.) En resúmen Artigas tenía sus dos abuelos de orígen aragonés, una abuela (paterna) nacida en Buenos Aires y la otra abuela (materna) nacida en Tenerife, Islas Canarias. A los tres días fue bautizado en la Iglesia Matríz Libro de Bautismo 1. Fue su padrino D. Nicolás Zamora. Firma: Dr. Pedro García. La considerable distancia de esta población, los pésimos caminos y la estación invernal, parecen excluir la posibilidad de un viaje, sin objeto, con una criatura de tres días, puesto que se le impuso "Oleo y Chrisma" el 21 de junio. Concurrente cuando niño al Colegio Franciscano, recibió la mediocre enseñanza de la época, y hecho mocito, pasó durante su juventud a ocuparse en faenas rurales en la campaña despoblada, donde las autoridades, poco más de nominales, eran incapaces de tener a raya al gauchaje levantisco, y de contener los avances y tropelías de los grupos de indios charrúas y minuanos, más numerosos, pero no peores, que los contrabandistas portugueses que infectaban la zona. La que podría llamarse carrera de armas de José Artigas, principia el día 10 de marzo de 1797, cuando ingresó en el Cuerpo de Blandengues, unidad militar cuyas funciones eran, en lo principal, funciones de policía y vigilancia. De entrada tuvo a su cargo una partida recorredora de los campos, y ascendió sucesivamente a ayudante mayor de milicias de caballería y luego a capitán, hasta que el 3 de setiembre de 1810 recibió el mando de una compañía veterana de Blandengues de la Frontera. Su actividad continua en el servicio era prenda de orden para los estancieros y pobladores de la campana, y garantía cierta de vidas y haciendas. En esa carrera, donde comprendió la esencia de la realidad popular que debía imponer las directivas a su obra de hombre público, tuvo ocasión de convivir, casi un año, en íntimo contacto con Félix de Azara, sabio naturalista español y hombre de profundos y variados conocimientos, cuyas ideas en materia económico - social Artigas asimiló indudablemente, pues aparecen más tarde en varias de sus concepciones de hombre de gobierno. Azara, en los años 1801 - 1802, desempeñaba funciones oficiales como encargado de límites en la frontera con Portugal. Las autoridades superiores de la colonia, por su lado, compartían el buen concepto general sobre Artigas y existen múltiples e inequívocas pruebas de la confianza y consideración que, de Gobernador abajo, mereció de los funcionarios españoles. Querido y respetado por la gente de campo, su valor y sus condiciones de soldado se hacían presentes, de modo natural, sobre el elemento criollo, que penetraba bien el sentido de justicia equitativa y tolerante, característica, del Capitán de Blandengues. A la hora de las invasiones inglesas marchó a combatir contra los extranjeros "herejes", y el día en que Montevideo fue tomada por ellos (3 de febrero de 1807) dirigiose al campo con el propósito de organizar fuerzas que resistieran en el interior. Sobre un primer plantel de trescientos hombres, reclutado con la cooperación del saladerista Secco, agrupando los peones de las estancias y los paisanos que acudían a ponerse a sus órdenes, prestamente tuvo Artigas elementos de fuerza y, sobre todo, posibilidad de movilizarlos y ponerlos en acción por la buena calidad y abundancia de los montados. Pero no fue preciso llegar a la lucha, pues los ingleses evacuaron el Río de la Plata, en derrota, y el señorío colonial de España pudo reanudar su marcha con la misma lamentable torpeza y cortas miras de un régimen anquilosado, en disolución espontánea. Dejó de existir Artigas en la misma propiedad que el presidente López le había cedido, el 23 de setiembre de 1850, probablemente de senilidad y sin dolencia definida, pues no hay ninguna versión cierta y concreta de las circunstancias que rodearon el deceso. Sus restos, seguidos de tres o cuatro vecinos, recibieron silenciosa sepultura en el Cementerio de la Recoleta, situado a corta distancia de la quinta, y allí quedaron en la fosa 26 del sector denominado "Campo Santo de los Insolventes", pues nadie obló los dos pesos del derecho que cobraban los curas. En aquellas tierras coloradas reposaron hasta el día en que el Dr. Estanislao Vega, nuestro agente diplomático enviado por el gobierno del Presidente Flores, los reclamó y se recibió de ellos cinco años después, el 20 de agosto de 1855, para volverlos a la patria, y ser depositados en el Panteón Nacional, donde los esplendores de la gloria y de la justicia histórica vendrían a restablecer sobre la urna que los encierra. Fuente http://www.artigas.org.uy/ |
Un equipo de investigadores de la Universidad de Ohio (EEUU) y de la de Santiago de Compostela (USC) ha logrado constatar genéticamente que el alto índice de enfermedades y mortalidad entre los hijos de Charles Darwin se debió a la consanguinidad, ya que éste se casó con su prima Emma Wedgwood. Esta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista BioScience y que avala las sospechas de Darwin al respecto.
Curiosamente, Darwin, del que se celebró, el año pasado, el bicentenario de su nacimiento, fue el primer investigador que comprobó científicamente los efectos perjudiciales de la consanguinidad; y lo hizo con experimentos en plantas.
Según el catedrático de genética de la USC Gonzalo Álvarez, paradójicamente, a Darwin le preocupaba si sus hijos podrían haber tenido problemas biológicos por su matrimonio. Álvarez ha recordado que el autor del libro "El origen de las especies", tuvo diez hijos, de los que tres se murieron antes de los diez años, una de ellas de tuberculosis y otro de escarlatina.
"Hemos investigado si las sospechas de Darwin, de que el matrimonio con su prima había sido un inconveniente desde el punto de vista biológico, estaban fundadas", ha relatado este científico. Para ello, los investigadores realizaron una genealogía extensa de Darwin, luego calcularon el coeficiente de consanguinidad y, además, estudiaron la mortalidad infantil hasta los diez años de 25 familias vinculadas a Darwin y Wedgwood.
Unos datos y otros los cruzaron en ordenador y constaron que, en este caso, a mayor consanguinidad, mayor mortalidad infantil. "Nos hemos encontrado que aquellas familias con más grado de consanguinidad tenían una mayor mortalidad de los niños hasta los diez años", ha detallado Álvarez, quien ha remachado que la intuición de Darwin queda "confirmada y acreditada".
Susceptibles a la tuberculosis En concreto, este catedrático ha explicado que la consanguinidad de los hijos de Darwin era "relativamente alta, del 6 por ciento". Esto quiere decir que el 6 por ciento de su genoma estaba en homocigosis (la secuencia de un cromosoma es exactamente igual a la secuencia del cromosoma homólogo), lo que produce efectos perjudiciales, tal y como está acreditado en estudios en diversas especies.
La conclusión de este estudio de Darwin también coincide con los datos actuales, que señalan que los hijos de primos hermanos tienen, como media, una mortalidad hasta los diez años mayor, en torno al 4 por ciento, aunque, tal y como ha recordado Álvarez, hay niños de este tipo de matrimonios a los que "no les pasa nada".
Además, hay datos recientes que demuestran que estos hijos tienen una mayor susceptibilidad para contraer enfermedades infecciosas, entre ellas la tuberculosis, lo que "encaja" con la causa de muerte de una de las hijas de Darwin.
Álvarez es la primera vez que publica un estudio sobre Darwin, y lo ha hecho con Francisco Ceballos, de la UCS, y con Tim M. Berra, de la de Ohio. El pasado año, Álvarez y Ceballos publicaron otro trabajo en el que constataban, con el mismo método que en éste, que la dinastía de los Austrias se extinguió por una cuestión de consanguinidad.
3-5-2010 21:08:46