Ciencia / EL ADN DE LAS DINASTÍAS REALES
Los Habsburgo y sus bodas entre parientes, laboratorio de consanguinidad de la humanidad
Investigadores compostelanos toman como muestra esta dinastía y estudian sus lazos genéticos durante 300 años para concluir que tienen un grado de parentesco superior al 10% del resto: la mitad de sus relaciones eran incestuosas
La dinastía real de los Habsburgo,
convertida en el «conejillo de indias» de un experimento que analiza la
consanguinidad de toda la humanidad. Éste es el apriorismo del que
partió un equipo de investigadores de la Universidad de Santiago de
Compostela (USC) y cuyos resultados ya han sido publicados en la revista «Heredity»,
al tiempo que van a encontrar mayor eco con un artículo que está
preparando para dentro de unos días «Nature News». Según explican desde
la Universidad gallega, los Habsburgo se alzan como una de las Casas más
interesantes para estudiar estos lazos genéticos, debido a «su política
matrimonial», que devino en «un caso de persistente consanguinidad durante generaciones».
Así, los científicos del Departamento de Genética de la USC resaltan las ventajas que rezuma el estudio de la endogamia característica de cualquiera de las dinastías reales de principios de la Edad Moderna para llevar a buen puerto una investigación que la utilice como modelo de endogamia humana durante siglos. Para ello, este artículo, firmado por Francisco Camiña Ceballos y Gonzalo Álvaraz Jurado, avala que en su trabajo los investigadores recabaron documentación provenitente de fuentes históricas de 300 años de genealogía (entre los años 1450 y 1750).
Así, los científicos del Departamento de Genética de la USC resaltan las ventajas que rezuma el estudio de la endogamia característica de cualquiera de las dinastías reales de principios de la Edad Moderna para llevar a buen puerto una investigación que la utilice como modelo de endogamia humana durante siglos. Para ello, este artículo, firmado por Francisco Camiña Ceballos y Gonzalo Álvaraz Jurado, avala que en su trabajo los investigadores recabaron documentación provenitente de fuentes históricas de 300 años de genealogía (entre los años 1450 y 1750).
Según desglosan en la revista, los
investigadores calcularon los coeficientes de parentesco y
consanguinidad de los Habsburgo a partir de una base de datos de más de
4.000 personas pertenecientes a 20 generaciones entre padres e hijos. En
el periodo señalado, añade Francisco Camiña, analizaron un total de 73 matrimonios pactados entre emperadores del Sacro Imperio Romano y reyes de la Casa de Habsburgo española,
así como sus hijos y sus nietos en ese ciclo. Coligen los científicos
que el coeficiente de consanguinidad más elevado se produjo en la rama
austriaca, con Maria Antoine de Habsburgo, hija de Leopoldo I y su sobrina Margarita de España (hermana de Carlos II
de España) como protagonistas, ya que ostentó un coeficiente de
endogamia de 0,3053, superior al que se registra en la descendencia de
una unión incestuosa (relaciones sexuales entre padres e hijos o entre
hermanos).
Más que bodas entre primos...
En la Casa de los Habsburgo, la mitad de los matrimonios
tiene un coeficiente de parentesco por encima del que supone la unión
de primos, y cerca de dos de cada diez de estos enlaces registran un
parentesco superior al que correspondería a una unión entre un tío y su
sobrina, de acuerdo con esta curiosa investigación.
Es muy interesante la conclusión de Camiña y Álvarez en
el artículo, cuando infieren que «la comparación de estos promedios con
los registros de depresión endogámica en poblaciones humanas
contemporáneas pone de manifiesto el fuerte impacto de la endogamia en la supervivencia de la progenie de los Habsburgo», por lo que -completan- «las dinastías reales de la Edad Moderna son perfectos laboratorios de consanguinidad».
En esta línea abundan en que más del 10% de la humanidad es consanguínea, así
que resulta útil estudiar los efectos que tiene este porcentaje en las
poblaciones humanas. En dicho artículo, del que informa la Universidad
compostelana, Camiña resalta que es conveniente este estudio debido a
que la información demográfica, los datos del número de hijos que tiene
cada pareja o la edad de mortalidad de los niños permite estudiar con
mayor eficacia los efectos de la consanguinidad tanto en la morbilidad
de la especie humana, como en su fertilidad y en la propia
supervivencia.
La política de alianzas elevó notablemente la progenie de la dinastía de los Habsburgo
Enfermedades raras
Y ponen otro ejemplo aún más claro: estudiar esta
proporción de consanguinidad resulta crucial para el abordaje por
ejemplo de enfermedades raras, y también en la relación que existe entre
el genotipado y el fenotipado de otras dolencias más comunes como la
hipertensión, el asma, la gota, la depresión, el cáncer o la
esquizofrenia, entre otras. «La consanguinidad actúa a nivel del genoma, por lo tanto toca todo e interviene en todo», finalizan los investigadores gallegos.
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