Cuentan su historia familiar a través de sus recetas de cocina
Son 29 textos los que conforman el libro “De cómo cocinaban las abuelas”
El abuelo de Adriana es un misterio familiar. Posiblemente se llamaba Chiu Wong Sing, pero lo conocían como Luis Sing. Nació en China a finales del siglo XIX y llegó a Mexicali en 1903, a los seis años de edad. Él se casó con Carmela y un día, al calor de una discusión, la amenazó de muerte con su machete.El resto de su historia es un rompecabezas que a veces se une con el recuerdo de las recetas de chorizo chino con napa y arroz.
Margarita, durante la Revolución Mexicana tuvo que esconderse -por instrucción de su madre- en el cubo de un pozo durante dos días.
Se casó a los 24 años con un libanés y su boda fue de las primeras que se celebraron en el salón de fiestas del Palacio de los Azulejos. Claudia, su nieta, recuerda que le gustaba llevarla al mercado. El plato favorito de la abuela era pollo con papas en vinagre, receta que hoy degustan sus bisnietos
Estas historias son dos de las 29 que conforman el libro De cómo cocinaban las abuelas (Tejedora de historias, 2011), coordinado por la escritora y comunicóloga Laura Athié.
En entrevista, Athié explica que desde temprana edad escribía crónicas de viaje y de vida, años después comenzó con un blog en el que compartía sus historias familiares. Los lectores no sólo comentaban sus textos, también le narraban sus propias experiencias. Ante la respuesta de la gente, decidió crear el sitio web tejedoradehistorias.com
“El año pasado abrí la página y lancé una convocatoria con dos objetivos -los mismos que posee mi proyecto de manera integral-: que la gente se apropie de la lengua y escriba, sin importar edad, ni nivel educativo; y segundo, que investiguen sobre el origen familiar”, explica.
La primera historia tejida fue la de la propia Athié, titulada “Mambo número 8”. Ahí cuenta la vida de Carmen, su abuela, una mujer “femenina pero ruda en los negocios”, que “no se amedrentaba de llegar a los puños”.
“Habla sobre la muerte de mi abuela y de lo que ella solía cocinarme poco antes de morir, además cuenta la historia de migración de mi propia familia, que es de origen español y libanés. Con esta historia invité a la gente a hacer lo mismo, recibí 64 escritos, seleccioné 28 y formé el libro. No busqué que las personas escribieran como si fueran a ganar un premio literario, sólo que tuvieran libertad y contarán el origen de sus familias a partir de la relación con recetas de cocinas”, comenta la escritora y comunicóloga Laura Athié.
El volumen reúne las historias de los abuelos y sus platillos favoritos, fotos familiares antiguas, de personas residentes en México, Argentina, Chile y Estados Unidos.
“Me encontré con muchas sorpresas, por ejemplo, la escritora más joven tiene 14 años y es estudiante de bachillerato en Sonora; la mayor tiene 64 años, es de Guadalajara y es ama de casa. Hay mujeres de diferentes formaciones y orígenes”, dice.
Aunque el eje son las abuelas, las historias son tan diversas como sus autores. “Hay textos dolorosos, otros con mucho humor y otros de gran profundidad. Lo que une a los textos es la necesidad de reconocernos en nuestras propias familias, buscar nuestro origen y perpetuarlo a través de la palabra. En mi vida he tenido pérdidas, recaídas, he viajado mucho, he cambiado de residencia y en todo esto siempre me ha ayudado conocer cuál es la historia de mi familia. En mi caso, mi abuelo llegó de Líbano cuando tenía nueve años de edad a buscar a su padre que había venido a México unos años antes. No hablaba castellano, no conocía a nadie, durante su andar llegó a la Lagunilla, donde nací yo. La historia familiar es tan interesante para cada uno de nosotros, a mí me la transmitieron de manera oral y lo hicieron de una forma muy entretenida, no la olvido y ahora se la cuento a mi hija”, explica.
Y agrega: “La situación de nuestros padres y abuelos es distinta a la nuestra, pero no está mal que volteemos al pasado y sepamos cómo le hicieron ellos para seguir adelante. Esta necesidad de mirar lo que hemos sido es lo que está en el libro”.
Fuente: http://www.eluniversal.com.mx
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