Con la ayuda de la Red como herramienta principal, Juan Carlos Roust (82) elaboró un archivo con los antepasados de su familia que recorre tres siglos de historia
Hasta el tatarabuelo de su tatarabuelo. Hasta ahí llegó Juan Carlos Roust (82), en una investigación que comenzó en el año 1997 en la búsqueda de sus orígenes. "Tuve la inquietud de buscar a más Roust porque mi abuelo era el único que había venido a Argentina desde Dinamarca y no sabíamos mucho más. Con el regalo de la computadora que me hizo mi familia cuando me retiré comencé a investigar sobre este apellido que no es común, quería saber qué otros Roust había en el mundo y cuáles eran familia", presenta Juan Carlos mientras despliega sobre una mesa carpetas, fotos viejísimas y hasta libros de genealogía.
Cartas digitales
En el año 2000, ya con una conexión de Internet y mucha información recopilada, Juan Carlos comenzó a armar grupitos de a cinco direcciones de correo electrónico y comenzó a mandar mensajes en busca de posibles familiares.
"Fueron muchísimas correspondencias y así dí con cuatro personas que efectivamente eran de la familia. Uno en Alaska y tres en Dinamarca, que nos permitieron comprobar que mi abuelo tenía cuatro hermanos más y comencé a recibir mucha información (correos electrónicos, cartas, fotos) que me enviaron sus nietos, o sea mis primos. Pude aclarar mucho el panorama familiar", relata Juan Carlos mientras repasa cada fecha y marca una regla imaginaria con sus manos añosas sobre cada título de sus carpetas.
El relato remonta a personas de Dinamarca, Estados Unidos y Argentina. Algunos con vidas ordinarias, otros grandes aventureros y otros en búsqueda, como Juan Carlos, pero en otra punta del planeta.
Contacto directo
Pero los años de contacto digital, en los que las relaciones prosperaron y fueron ganando en intimidad, dieron frutos que permitieron conexiones fuertes. Una de las grandes emociones fue un cumpleaños compartido a través de la Web. "Un momento interesante fue cuando una de mis hijas, Claudia, utilizó la webcam aquí, mientras lo mismo sucedía en Dinamarca. Nos juntamos con mi prima Ingrid que cumplía 80 años. Ellos allá con una torta, una velita y la bandera danesa y nosotros aquí con otra torta, otra velita y la bandera argentina", se emociona Juan Carlos al recordar.Luego, en el 2005, la nieta de una prima segunda de Juan Carlos, Johana, viajó a la Argentina y así se concretó el primer encuentro personal desde que este hombre se lanzó a una aventura de viajes en el tiempo y nuevas tecnologías.
Pero la historia está lejos de terminar. Tanto buscar a través de la web cuestiones relacionadas a los árboles genealógicos, que Juan Carlos dio con un curso que dictaba la Universidad de Entre Ríos en Buenos Aires sobre la temática. Durante el año 2009, y con más de 80 años, se recibió de genealogista y se especializó en técnicas y métodos para agudizar su búsqueda y dejó inmortalizada la historia de su familia en un libro que produjo la universidad que recopilaba las mejores historias de los alumnos.
"Ahora estoy viendo a cuáles de mis hijos y nietos les voy pasando el mando, a quién le interesa este trabajo ya que recopilar la información año a año lleva mucha dedicación. Además, aprendí en el curso que todavía hay mucho por investigar y descubrir en nuestra historia familiar", dice. En su casa su esposa Nélida (76), cinco hijos y diez nietos, siguen orgullosos la tarea de Juan Carlos.
Video: Un mismo apellido, varios países
- Protagonista: Juan Carlos Roust, (82) ingeniero mecánico jubilado
- Su historia: A lo largo de 15 años fue trazando su árbol genealógico familiar hasta llegar a la Dinamarca del 1700. Una computadora, regalo de sus hijos por su jubilación, fue el puntapié inicial de una búsqueda que lo llevó a diplomarse en genealogía y a conocer en profundidad sus orígenes
- Tecnología: Muy sencilla pero vital, con una PC con conexión a Internet, intercambio de correo electrónico por varios años y visita a sitios webs de genealogía
Fuente:
Por Martina Rua | Para LA NACION
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