La inmigración europea
Dra. Gladys Aballay Meglioli - Filología Hispánica.
Es muy conocida la expresión referida a que "los argentinos descienden de los barcos'', a lo que el escritor Jorge Luis Borges expresó "que los argentinos son europeos que nacieron en el exilio''. Lo cierto es que los descendientes de inmigrantes todavía hoy recordamos a nuestros abuelos y tratamos de imaginar aquella Argentina por la que trabajaron y por la que decidieron quedarse.
Las motivaciones, que llevaron especialmente a los italianos a emigrar fueron entre otras la falta de trabajo en sus lugares de origen, la necesidad de mejorar sus propias condiciones económicas y de vida, contemplando la posibilidad de ofrecer un futuro mejor a sus hijos.
En nuestro país se cuenta con tierras fértiles para la agricultura y el aprovechamiento de recursos, y ya Domingo F. Sarmiento y Juan Bautista Alberdi consideraron de vital importancia el arribo de flujos inmigratorios. Sarmiento en su obra "Facundo'' expresaba que "el mal que aqueja al país es la gran extensión'' y para sus planes de progreso hacía falta la inserción de inmigrantes europeos deseosos de aprovechar las oportunidades de un país en crecimiento.
Con posterioridad por medio del Preámbulo de la Constitución de 1853 se propiciaba el arribo de los mismos: "A todos los hombres que quieran habitar el suelo argentino''. Además la Constitución declara que "el gobierno federal fomentará la inmigración europea, y no podrá restringir, limitar, ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto librar la tierra, mejorar las industrias e introducir las ciencias y las artes''.
Luego se creó en 1975 la Comisión General de Inmigración y en octubre de 1876 se dictó la Ley llamada de Inmigración y Colonización: "Todo inmigrante que acredite su buena conducta por documentos legalizados, y su aptitud para cualquier industria, arte u oficio útil, podrá ser alojado, asistido en caso de enfermedad, y se dispondrá de oficinas de trabajo o Comisiones de Inmigración para que obtenga un trabajo''. La ley Avellaneda fundó los cimientos para el inicio de un masivo proceso inmigratorio en Argentina, fenómeno que se extendiera hasta el año 1950.
Entre 1870 y 1930 se produjo un fuerte período de inmigrantes en masa. La mayoría de italianos eran piamonteses, genoveses, venecianos, calabreses, sicilianos y napolitanos. La inmigración italiana fue la mayor en la historia del país, ya que en este período desembarcaron en tierras argentinas más de cuatro millones de italianos. Hoy hay más de 16 millones de descendientes y cerca de 50.000 personas con doble ciudadanía que cuentan con pasaporte de la Comunidad Europea.
El inmigrante debía cumplir con ciertos requisitos para que le otorgaran el permiso de embarque. Debía ser preferentemente europeo, ser sano, demostrar que no practicaba la mendicidad, y en el caso de las mujeres que no ejercían la prostitución, declarar su religión, e inclusive en los registros de ingreso se observaba si poseían estudios. Cuando desembarcaban en el puerto de Buenos Aires se encontraban con el Hotel de Inmigrantes. Éste fue el primer amparo para miles de viajeros que llegaron a nuestro suelo, contaba con cuatro pisos y fue inaugurado en 1911. En este lugar podían dormir unas 4000 personas en catres de cuero, y se hacían turnos de 1000 personas para el almuerzo, y al toque de una campana el cocinero repartía las vituallas. El viejo hotel ubicado en la zona de Puerto Madero funcionó hasta 1952 (Ver foto). Ahora el edificio alberga el Museo Nacional de la Inmigración, donde se pueden obtener datos de las fechas de ingresos de los inmigrantes.
Entre los muchos inmigrantes italianos que arribaron por elección, o por destino, Edoardo Miglioli, mi bisabuelo, se radica en San Juan, es uno de tantos italianos que decidieron emigrar desde Italia a la Argentina. El ingreso al país lo hace en el año 1911, llega más precisamente a Buenos Aires, procedente de Génova, Italia, en el buque Brasile de la empresa "La Veloce'', el día 9 de mayo, hace 100 años. Hijo de Luigi Miglioli y de Filomena Campani, nació en Baiso, Región Emilia Romana, el 9 de octubre de 1859. Y al recordar su llegada al país he recibido una "Mención Especial'' por parte del Consulado de Italia en Mendoza, así por medio de una visión retrospectiva he podido conocer no sólo la historia de mis antepasados sino también la mía propia.
La inmigración en general, especialmente la italiana, provocó en nuestro país una profunda transformación de la sociedad, ya que muchos inmigrantes contrajeron matrimonio con la población nativa, y estos lazos matrimoniales contribuyeron a modificar en parte las costumbres en Argentina.
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