domingo, diciembre 12

Viejos papeles de familia

Probanzas de Hidalguía.- Los Bulnes Casares de Yucatán son poseedores de un valioso manuscrito familiar. Se trata de un lujoso libro del siglo XVIII, con hojas de pergamino bellamente ilustradas a mano y a todo color, que incluyen el escudo de armas de su linaje y las firmas originales del Rey de Armas de S.M. Carlos III y las de los principales funcionarios reales de la Chancillería de Valladolid, de donde procede el documento.

Y es que dicho libro -más bien álbum- no es otra cosa que la versión lujosa de la ejecutoria de Hidalguía que don Josef Antonio Bulnes Casares Pérez Roldán Sánchez de Boedo y Cuesta, fundador de la familia en Yucatán, tuvo que mandar a tramitar en su pueblo natal, en 1788, para certificar su calidad de Hidalgo y Cristiano Antiguo, libre de toda "mala raza" de judíos, moros y gitanos, exigentes condiciones necesarias para que le fuera otorgado el cargo de Factor de la Real Renta del Tabaco, Aguardiente y Naipes, que desempeñó en la ciudad de San Francisco de Campeche, lugar de su primera residencia, antes de pasar a Mérida. De la Hidalguía, que equivale a Nobleza inmemorial, gozan todos los miembros de una misma familia, sin distinción de sexo, pero sólo la pueden transmitir los varones, que son los que otorgan perpetuidad al apellido.

Prueba Armera.- En el argot heráldico se denomina Prueba Armera aquella que certifica la posesión ancestral de un escudo de armas. Constituye una prueba difícil y complicada, dado que hay que retroceder varios siglos, hasta llegar al primer caballero que fue honrado por el Rey con dichas armas, por alguna hazaña guerrera en tiempos de la reconquista española.

Y sólo un Rey de Armas, capacitado como tal, puede certificarlo, apoyado en viejísimos documentos probatorios, o en antiguas casas solariegas que aún conservan sus escudos originales.

De no ser así, cualquier "escudo familiar" resulta ilusorio. Los Casares de Yucatán pertenecen al reducido grupo de familias, cuyos escudos son auténticos.

El Mayorazgo de la familia.- Según usos y costumbres de aquellas épocas, cada linaje tenía entre sus miembros a quien, por derecho genealógico correspondía el carácter de Mayorazgo, es decir el hijo mayor de cada hijo mayor en la cadena sucesoria de padres y abuelos, por línea de varón. En los Casares de Yucatán, este carácter viene a recaer en el Dr. Gustavo Casares Rendón y en su sucesión masculina.

Descendientes del Capitán Gral. Figueroa y Silva.- Los Casares figuran entre los descendientes del gobernador y Capitán Gral. de Yucatán, el Mariscal don Antonio de Figueroa y Silva Lazo de la Vega y Ladrón del Niño de Guevara (1725-1733), quien de su unión con Da. Isabel de Avila y Ancona, tuvo un vástago que figuró bajo el apellido Quijano y fue su nieta Da. María del Cármen Quijano y Cosgaya, a la vez bisnieta de Figueroa y Silva, quien casó en 1812 con D. Pedro Casares Armas, hijo del fundador de dicha familia en Yucatán. Figueroa y Silva fue quien erigió la Iglesia de Santa Ana, donde se encuentra su lápida sepulcral, en tanto que su hijo D. Juan Estéban de Quijano y Avila (quien llevaba los apellidos de quienes fueron sus tutores), edificó el templo de San Sebastián, los dos en esta ciudad.

Otra familia que se reúne.- La Academia Yucateca de Genealogía "Francisco de Montejo", también felicita a la distinguida familia Castellanos que en días pasados realizó un encuentro familiar, similar al de los Casares. En años pasados lo hicieron también las familias Arrigunaga, Vales y Millet.- Mérida, Yucatán.

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1 comentario:

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