Historias y tradiciones de una espumosa costumbre
Docentes de la cátedra Historia Social de la UNL revisaron la vida de Otto Schneider y la cultura del consumo de cerveza en nuestra ciudad. Elaboraron un libro, en el que no faltan fotografías de antiguos bares y patios cerveceros.
Malteado, maceración, fermentación y maduración son las etapas de la producción de la cerveza.
Lúpulo, cebada y levadura son los ingredientes básicos para elaborar la cerveza, con el agregado de agua de buena calidad. En la búsqueda de un lugar donde pudiera conseguirla con esas características, don Otto Schneider -un maestro cervecero- llegó de su Prusia Oriental natal a principios de siglo a nuestra ciudad.
La tradición popular le confiere a este visionario y emprendedor -que formó parte de los comienzos de la Cervecería Santa Fe y que fundó su propia planta, que perpetúa su apellido- la autoría de dos marcas distintivas de la comunidad santafesina hasta la actualidad: el liso y los patios cerveceros.
Este mito y muchas otras anécdotas de este inmigrante quedaron plasmadas en el libro “Otto Schneider. Tradición alemana en Santa Fe, cuna de la cultura cervecera argentina”, que surgió de una investigación realizada por miembros de la cátedra de Historia Social de la Universidad Nacional del Litoral. Su producción estuvo a cargo del profesor titular, Mg. Luciano Alonso, y contó con la colaboración de los profesores José Larker y Luisina Agostini.
TEXTOS. mariana rivera. FOTOS. GENTILEZA CERVECERÍA SANTA FE
http://www.ellitoral.com
Aporta un conocimiento histórico de la sociedad santafesina de la primera mitad del siglo XX en aspectos de su vida cotidiana y repasa la historia y los orígenes de Schneider. Sin embargo, según se aclara en la introducción, va más allá de la biografía de este emprendedor para tratar de enlazar su historia personal con la que denomina “historia social de la cerveza”, o sea con una identificación de los actores sociales y de las formas de sociabilidad alrededor de la producción y consumo de la bebida.
FAMILIA CERVECERA
El libro reseña que Otto Eduard Moritz Schneider nació el 6 de abril de 1872 en Osterode, en la Prusia Oriental. La región -explica- había sido zona de colonización alemana desde al menos el siglo XIV, pero en ella se entremezclaban pueblos polacos, lituanos y rusos, cuyos hábitos de consumo y en especial su gusto por la cerveza no eran muy diferentes de las tradiciones germano-orientales.
En este sentido, aclara que la cerveza constituía desde muchísimo tiempo atrás un componente esencial en la alimentación de las culturas campesinas europeas. Densas, pesadas y con texturas, colores y sabores muy variados, aportaban un porcentaje importante de calorías a las dietas de las clases populares, que no accedían a los vinos meridionales que podían consumir las clases dominantes.
Otto Schneider -agrega- era un maestro cervecero y provenía de una familia con una larga tradición en la materia. Sus padres, Julius Schneider y Wilhelmine Meyke, eran propietarios de un establecimiento productor de cerveza, (...) que habría aplicado máquinas de vapor. Eso constituiría una innovación importante para la época, cuando la mayor parte de las cerveceras aún usaban cocción a fuego.
POR QUÉ SANTA FE
Otto Schneider eligió Santa Fe por la calidad de sus aguas para la elaboración de cervezas. Sobre este punto, los autores de la obra justifican: “En Santa Fe se desplegó una dinámica de relación entre producción y consumo que justificó el lema de ‘Ciudad Cervecera’ que, hacia los años 30, ya utilizaba una de las empresas. Esa particularidad se extiende hasta hoy en día, cuando la ciudad tiene un consumo per cápita de cerveza fluctuante entre los 60 y 70 litros anuales que, aunque está lejos de algunos parámetros europeos, prácticamente duplica la media nacional e -incluso- la de la propia provincial, de la cual es capital”.
Don Otto también ocupó un rol destacado dentro de la sociedad de su época. Tuvo participación accionaria, fundacional y productiva en esas dos grandes cervecerías de nuestra ciudad y un carisma especial, ya que se constituyó como un maestro cervecero al que se le asocian mitos e historias.
Luciano Alonso explicó que “el texto está construido en base a la información obtenida de periódicos de época, archivos oficiales y privados, fuentes orales y registros fotográficos. Tomando a la figura del biografiado como exponente de una nueva clase empresaria en una región en transformación, la investigación avanzó sobre aspectos que permitieran comprender un modo de sociabilidad que atravesaba las diferencias sociales”.
De tal manera -acotó- las clases medias, las mujeres, las clases populares y, dentro de éstas, específicamente los trabajadores cerveceros, aparecen aludidos en relación con una configuración local en torno a la producción y consumo de un producto.
VASOS SIN TALLAR
La investigación se explaya también en ese mito de atribuir la autoría del término liso a don Otto Schneider. “A principios del siglo XX parece haberse adoptado la costumbre de servir la cerveza de barril en vasos transparentes y sin tallar, a veces cilíndricos y a veces ligeramente cónicos, que originalmente tenían un tercio de litro de capacidad. Aunque en distintas regiones argentinas se fue imponiendo esa modalidad, reemplazando a las jarras de vidrio y cerámica o a los vasos tallados en Santa Fe tomó de manera exclusiva el nombre de liso”.
“Algunos comentaristas -continúa- consideran posible que esa denominación haya referido a la acción de tirar el sobrante de espuma “alisando’ la boca del vaso con una tablilla, pero en la ciudad se mantiene una tradición oral que asigna a Otto Schneider la invención del término. Parece ser que cuando llegaba a la antigua Chopería Alemana, ubicada en la céntrica esquina de las actuales calles 25 de Mayo y La Rioja, pedía que le sirvieran la cerveza en un vaso liso de capacidad menor que la de las jarras. De esa manera, podía sentir el frío de la bebida más fácilmente, al tiempo que esa cantidad se consumía más rápidamente y el chop no se entibiaba en la mesa”.
La atribución a don Otto de la invención del liso adquiere en la ciudad las características de mito local. Y como en todo mito, sus detalles son inciertos, su datación imposible, su constatación indebida, acota.
Cabe agregar que este emprendedor creó el denominado Recreo Schneider, una confitería con jardines que había instalado junto a su fábrica de cerveza, como era costumbre en su país natal, lo que se considera su propio patio cervecero.
BARES Y CHOPERÍAS
Por otra parte, el libro menciona a los distintos recipientes en que se comenzó a distribuir o servir la cerveza, incluyendo tanto al barril, los porrones y otras botellas más delicadas, como al liso, los balones o los satélites, de mayor capacidad.
No falta tampoco la referencia a la forma de “tirar” el liso o chop, respecto a lo cual advierte que “en la zona se sirvieron tempranamente con un poco de espuma o “cuello’, a diferencia de otras regiones, en las cuales se prefiere sin ella”.
Varios párrafos se dedican a las diferentes choperías que fueron surgiendo en la ciudad como consecuencia de “la promoción comercial de las cervecerías”, que instaló “la costumbre de beber cerveza en reemplazo de los copetines y las bebidas blancas”.
Esto ocurría hacia 1910-1920, cuando se pasa de beber vinos, ginebras y licores para consumir cada vez más porrones, jarras y vasos de cerveza. Pero se multiplicaron estos lugares hacia la década de 1930 en oportunidad de la competencia entre las cervecerías Santa Fe y Schneider y en el marco de la recuperación económica.
Así, surgen los primeros de la zona céntrica: la chopería Gambrinus, de la familia Spengler, ubicada sobre la céntrica calle San Martín; el café y bar Carlitos, que habría funcionado en Rivadavia al 2700; Café Modelo, luego conocido como Chopería Modelo, ubicado en Mendoza entre San Jerónimo y San Martín, de Juan Struch; o el bar Pilsen, situado en San Martín al 2600, de Martín Gutiérrez; la Chopería Alemana, de la familia Dempke, en La Rioja y 25 de Mayo; el Gran Chop, en Salta y 9 de Julio, propiedad de Manuel Almiral; el Cabildo, en Salta y Cortada Bustamante, al lado del Mercado Central; el bar Derby, en Tucumán entre San Martín y San Jerónimo; entre otros tantos que luego se expandieron por otras zonas de la ciudad.
cervecería santa fe inauguró su patio cervecero frente a su planta de barrio candioti.
la casa de la cervecería (ex museo) recuerda la vida de otto schneider.
PARA COMPARTIR ENTRE AMIGOS
La costumbre de reunirse con amigos a compartir una cerveza también está analizada en la investigación. “Reunirse a tomar cerveza se instaló como una manera de pasar el tiempo entre amigos, en ocasiones durante horas del día y en cantidades ingentes (...). En distintos lugares se formaban grupos de varones adultos que encontraban en los bares un espacio de debates y comentarios, en ocasiones pagando por adelantado a los mozos o camareros un número crecido de lisos, que éstos iban trayendo a medida que se bebían”.
Según aclara, las mujeres comenzaron a encontrarse en los bares en los años ‘20, aunque en espacios diferentes al de los varones y que en raras ocasiones consumían bebidas alcohólicas.
No obstante, dice que “el uso femenino de cerveza era asociado en general a la noción de un alimento más que a un disfrute compartido. A tenor de lo testimoniado por la familia Hirsch, hasta mediados del siglo todavía las mujeres la bebían en la etapa de lactancia de sus hijos o consumían malta para incrementar la producción de leche, e incluso los niños la probaban. Pronto esa concepción dio paso a la participación en el consumo social del producto”.
Respecto a los patios cerveceros recuerda que se fueron abriendo en los clubes barriales o anexos a las vecinales, como el del Club Sarmiento, de barrio Candioti, Necochea e Independiente, este último de barrio Roma.
Muchos de ellos -comenta- permitían a los asistentes llevar su propia comida y sólo mantenían la exclusividad de la venta de la bebida, con lo que resultaban más atractivos para quienes no podían gastar mucho en una salida o para los que no querían desperdiciar los sobrantes de una reunión familiar.
Otto Scheneider fue un maestro cervecero alemán que logró dejar un legado clave para la industria cervecera nacional.
+datos PRESENTACIÓN
El libro fue presentado en la Feria del Libro por sus autores, y también participaron Juan Pablo Barrale, jefe de Relaciones Institucionales de Cervecería Santa Fe, y el secretario de Extensión de la Universidad Nacional del Litoral, Ing. Gustavo Menéndez.
TEXTOS. mariana rivera. FOTOS. GENTILEZA CERVECERÍA SANTA FE
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