Padres de Jose de San Martin |
Días después de la muerte de su abuelo, con la curiosidad propia de un chico de 15 años, Diego se sentó a hojear una carpeta con papeles que, además de otras reliquias, le había tocado heredar. Se trataba en su mayoría de documentos que habían pertenecido a su bisabuelo, el médico Rafael Herrera Vegas, en los que constaba quiénes habían sido sus pacientes desde su llegada a Buenos Aires en 1870; había correspondencia personal, cuadernos y folios familiares. Pero nada igualó a su sorpresa cuando llegó a los documentos firmados por Joaquina Alvear de Arrotea donde, casi al pasar, afirmaba que el General José de San Martín era su tío por ser hijo natural de su abuelo Diego de Alvear con una india correntina. Era entonces 1958 y el adolescente todavía no lo sabía, pero acababa de dar con la prueba que pondría toda la filiación del libertador y máximo prócer argentino en duda.
Diego Herrera Vegas, hoy de 67 años, es ingeniero agrónomo, presidente del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas (IACG) y principal impulsor de la teoría revisionista sobre la ascendencia de San Martín, acerca de la cual disertará en las V Jornadas Uruguayas de Genealogía, el jueves 11 y viernes 12 de noviembre.
La postulación no está exenta de polémica y, aunque ya lleva décadas y un pedido de análisis de ADN incluido, no halla consenso. El mismo año de su descubrimiento, Herrera llevó los papeles a Raúl Molina, su supervisor en el Archivo de Tribunales, donde el adolescente ya trabajaba. "Leyó los documentos y me expresó que él los creía auténticos pero que dudaba que alguna vez pudiera darlos a la luz", recuerda. Sin perder interés en el tema, Herrera consultó a varios miembros de la familia Alvear y todos manifestaron conocer el asunto. "Revelaron un pacto de silencio urdido por Marcelo Torcuato de Alvear cuando era presidente", confía.
No obstante, la existencia del "libro de Joaquina", como lo bautizó su propietario, tardó muchos años más en darse a conocer. Entre viajes, mudanzas y una estadía de ocho años fuera del país, el archivo se traspapeló y el ingeniero llegó inclusive a darlo por perdido. Hasta que una mañana de 1996, la madre de Herrera se apareció en su oficina con el libro en las manos. Fue como si "desde el más allá" alguien quisiera "que se sepa la verdad", dice el genealogista, quien informó sobre la reaparición del documento en las reuniones mensuales del IACG. Entonces se organizó un encuentro con Enrique Mayochi, miembro del Instituto Nacional Sanmartiniano y los especialistas Ernesto Spangenberg y Narciso Binayán Carmona. "Al presentarle los documentos, Mayochi manifestó que formaban parte de una campaña de desprestigio fraguada por la familia Alvear para desacreditar al libertador y que bajo ningún concepto podían publicarse. Tiempo después me pidió una entrevista Hugo Chumbita, un historiador que sostiene que la madre del prócer era Rosa Guarú, una correntina de origen guaraní. Intercambiamos opiniones y aunamos nuestras convicciones respecto al origen de San Martín. Asistimos a congresos y mantuvimos un interesante debate con la gran historiadora rosarina fallecida Patricia Pasquali. En síntesis, entre los últimos años del siglo XX y los inicios del siglo XXI, la filiación de San Martín ha sido un tema polémico", resume.
delirios de una erotómana. Lo que en rigor postula Herrera, en conjunto con el historiador Chumbita, es que Diego de Alvear y Rosa Guarú son los progenitores de José de San Martín, a quien engendraron en 1777 o 1778. Esto convertiría a los españoles Juan de San Martín y Gregoria Matorras en sus "padres adoptivos", desmintiendo lo que enseñan los manuales de historia desde siempre.
Alvear llegó a Montevideo el 10 de noviembre de 1774. En esa misma época Juan de San Martín entregaba la administración de la estancia La Calera de las Vacas en lo que es hoy Carmelo. "Hacia 1781 Diego decide contraer enlace con María Josefa Balbastro. Previamente hace venir a Buenos Aires a Rosa Guarú con el pequeño José Francisco que es entregado al matrimonio San Martín-Matorras", relata el genealogista al tiempo que detalla más fechas y hechos.
Sin embargo, admite que otros expertos niegan la posibilidad del encuentro entre Diego de Alvear y Juan de San Martín. "Quienes refutan la teoría alegan que no pudieron haberse conocido y argumentan que el documento escrito por Joaquina Alvear carece de valor pues ella era una enferma erotómana", explica.
No obstante, en su búsqueda de una ratificación, Herrera y quienes comulgan con su idea se presentaron ante el Congreso argentino para solicitar una prueba de ADN en los restos del libertador. "Previamente un miembro de la familia Alvear oficializó su ADN en un organismo estatal. La única descendiente del libertador, Josefa Balcarce San Martín, al morir dejó como único heredero de todos sus bienes, incluyendo los restos de su ilustre abuelo, al Estado Nacional, por lo cual para acceder a ellos es necesaria una ley del Congreso". Pero al momento ésta no fue aprobada. "El Instituto Nacional Sanmartiniano y la Academia Nacional de la Historia se oponen. Probablemente dentro de unos años se pueda realizar".
La confirmación de la teoría significaría que el prócer fue hijo ilegítimo y de sangre indígena. "Debemos partir de la base que América es mestiza. Asumir esto nos llevaría a aceptar un San Martín americano en contraposición a un San Martín europeo; sería un San Martín más nuestro", reflexiona Herrera.
Para armar su propio árbol genealógico
Si quiere conocer los detalles acerca de la teoría que asegura que Diego de Alvear fue el verdadero padre biológico del General José de San Martín, puede acercarse este jueves y viernes al Salón de Actos de la Dirección Nacional de Impresiones y Publicaciones Oficiales (IMPO), en Germán Barbato 1379, donde se llevarán adelante las V Jornadas Uruguayas de Genealogía, organizadas por el Instituto de Estudios Genealógicos del Uruguay (IEGU).
La conferencia del argentino Diego Herrera Vega será una de las tres charlas centrales del congreso, junto con la de Carlos Zubillaga, doctor en Historia y ex decano de la Facultad de Humanidades, que hablará sobre "La genealogía y sus mitos", y la del profesor de historia Arturo Bentancur, que versará acerca de "Los testamentos en el Montevideo colonial". A su vez, habrá 15 ponencias sobre distintos aspectos que tocan la ciencia de los antepasados: se hablará sobre las familias Salvo y Espínola, la inmigración en Uruguay, las pensiones graciables de origen genealógico, los censos del suroeste oriental o los apellidos polacos, entre otros.
El IEGU, único organismo de su carácter en el país, se fundó en 1979. Desde entonces, realiza todos los meses disertaciones sobre historia, genealogía o heráldica; publica una revista periodicamente; y posee la única biblioteca especializada en genealogía del país.
Asimismo, asesora honorariamente a las personas que quieren conocer el origen de su apellido y formar su árbol genealógico. "Para eso hemos intentado microfilmar los archivos de distintas parroquias, las catedrales de Montevideo, Minas y Paysandú, y otras iglesias. Hasta 1879, si alguien quiere rastrear a sus antepasados lo puede hacer a través del Registro Civil, pero antes de esa fecha debe recurrir a las iglesias", explica el profesor de historia Pablo Rivero, presidente del IEGU. Y agrega: "Nosotros asesoramos; no armamos el árbol. Guiamos a la persona para explicarle cómo investigar".
En Uruguay no existe la carrera de genealogía. En 2008, la Facultad de Humanidades brindó seminarios, pero no hay cursos regulares. El IEGU organiza cursillos sobre heráldica, caligrafía, testamentos.
Por más información: vjornadasgenealogia@yahoo.com, iegucorreo@gmail.com y 098 568 530.
Fuente: ElPaisDigital
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